Fiestas en Alcoy: Moros y Cristianos, Semana Santa...
FIESTAS EN ALCOY
Las Fiestas de Moros y Cristianos de Alcoy en honor a San Jorge, están declaradas de Interés Turístico Internacional desde 1980, y son consideradas como la cuna de cuantas se celebran a lo largo y ancho de la Comunidad Valenciana.
El calendario oficial de las fiestas de Alcoy abarca los días 22, 23 y 24 de abril, si bien la celebración de la Semana Santa puede hacer que se alteren las fechas, por lo que se recomienda confirmen las mismas con la Tourist Info Alcoy (965537155).
Resulta precioso contemplar las Entradas por televisión, pero sentir la atmósfera que se recrea en Alcoy el día de la Entrada, no tiene igual.
La estructura de la Fiesta, en lo que se conoce como Trilogía Festera, se divide en tres días:
Día de las Entradas.
La mañana avanza y las calles son un río de gente que se apresta a disfrutar de la Entrada Cristiana.
Suenan los clarines y los tambores. El visitante podrá admirar, si así lo desea, sentado en una de las miles de sillas que se instalan a lo largo del recorrido, la carroza del Capitán
Cristiano, rodeado de sus caballeros; las escuadras especiales, los estandartes, y grupos de bailarines, y en definitiva, todo un ejército cristiano en un derroche de música y color sin
igual. Durante toda la mañana, seguirán desfilando las distintas filaes con sus escuadras, sus músicas, sus carrozas repletas de niños, hasta la llegada del Alférez Cristiano, que cierra
la Entrada Cristiana y siempre sorprende con su boato.
Sólo una breve pausa para reponer fuerzas antes de contemplar la Entrada de Moros. Un derroche de imaginación y sensualidad que sumergirá al visitante en un ambiente oriental, con bailarinas, guerreros africanos y animales, bajo una lluvia de confetis y serpentinas, lanzadas desde los balcones atestados de gente. Con la llegada de la noche, acaba la Entrada Mora, que deja al visitante con una sensación impactante, y ganas de ver más. Porque hay más, mucho más…
Día de San Jorge.
El segundo día es el dedicado al Patrón San Jorge y que en Alcoy está encarnado por la figura de un niño, protagonista indiscutible de la Fiesta.
El visitante podrá disfrutar de la Diana infantil y de procesiones tanto matutinas como vespertinas, en las que admirar con más detenimiento, los fastuosos trajes de los principales actores de la fiesta, y sobre todo contemplar la admiración y cariño que el pueblo entero de Alcoy profesa a Sant Jordiet, el niño que encarna la figura de San Jorge.
Día del Alardo.
Se suceden la lucha dialéctica a través de las Embajadas, y la lucha incruenta con el arcabuz tronador, sumergiendo a la Ciudad en un frenesí de pólvora y estruendo, no apto para oídos sensibles. Ambos bandos, moro y cristiano, se turnan en la toma y reconquista del castillo, mientras Alcoy se va llenando con el humo de la pólvora y el olor tan peculiar que emana de los arcabuces disparados.
Y al caer la tarde, en las almenas del Castillo, recreado para la ocasión, aparecerá el niño Sant Jordiet, a lomos de su blanco corcel, recreando el milagro que el pueblo de Alcoy rememora, desde hace ya cientos de años. Es el final de la trilogía festera, y el inicio de las próximas Fiestas, que el visitante que haya tenido la dicha de contemplar, no podrá ya nunca olvidar.
La Navidad en Alcoy cobra un tinte especial con la Cabalgata de Reyes Magos más antigua de España, cuyo origen se remonta a 1885.
El Betlem de Tirisiti
La proximidad de las fiestas navideñas se ve anunciada por la puesta en escena del Betlem del Tirisiti, un original teatro de marionetas –declarado Bien de Interés Cultural– cuya
representación incorpora aspectos costumbristas y festivos de antaño.
Les Pastoretes
"Les Pastoretes" es otra peculiaridad de la Navidad alcoyana, cuyo desarrollo tiene lugar la mañana del domingo anterior al 5 de enero. Niños y niñas
ataviados con trajes de pastores acuden a un Nacimiento, instalado en la Plaza, para obsequiar al Niño Jesús.
Día del Bando
La víspera de la Cabalgata, alrededor de las 7 de la tarde, el Embajador Real recorre las calles de la ciudad anunciando la inminente llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar. Los niños escuchan la llamada y depositan sus cartas en unos buzones que cargan unas burritas sobre sus lomos.
La Calbalgata
Al anochecer del día 5 los Reyes de Oriente hacen su entrada solemne en la ciudad montados sobre camellos. El desfile incorpora músicos, antorcheros,
pastorcillos y unos pajes que suben por largas escaleras para acceder a los balcones de las casas y entregar los regalos a los niños. La Cabalgata desborda ilusión y la magia se apodera
de todos y cada uno de los rincones de Alcoy.
Las representaciones del Betlem de Tirisiti se celebran en la ciudad de Alcoy desde hace más de cien años y son herederas, quizás casi únicas, de una larga tradición mediterránea de
teatros de títeres, en formato pequeño y temática con elementos populares y religiosos. Este sustrato tan particular cuaja en el marco de la industrializada sociedad alcoyana de la mitad
del siglo XIX.
El belén, que reúne elementos argumentales conocidos, añade también otros elementos heterogéneos donde se reflejan las costumbres locales o los hechos singulares protagonizados por
personajes tipificados u otros que el público puede incluso reconocer. Es evidente que el Belén tiene las raíces bien asentadas en la estima popular y, por ello, el nivel de exigencia
respecto a su conservación y difusión, crecen cada nueva temporada. El público se cuenta por millares y la demanda siempre supera la oferta de las Navidades anteriores, obligando a
anticipar las representaciones hasta los primeros días de diciembre.
Respecto a la técnica, cabe destacar que los títeres son del tipo llamado "de pie y varilla". Ello quiere decir que los muñecos, montados sobre varillas verticales, corren por el
escenario por dentro de unas guías practicadas entre los diversos elementos escénicos. Los manipuladores, desde abajo y al abrigo de las miradas del público, imprimen los diversos
movimientos longitudinales, transversales y oscilaciones de las figuras, y llegan a dotarlas de una notable agilidad. Precisamente esta manipulación característica, casi desaparecida a
favor de otras como el hilo, el guante o el teatro negro, es uno de los factores que aportan mayor interés al belén, como lo es también la vocalización de los personajes mediante el uso
de una lengüeta metálica, el significativo bilingüismo y el papel del narrador que estimula la participación del público.
Como consideración final, haremos hincapié en el gran valor histórico y antropológico del Betlem de Tirisiti de Alcoy. Quizás sea el acontecimiento más singular y antiguo aún vivo, de
este formato, en el Estado Español. Estamos ante uno de los elementos significativo del bagaje cultural colectivo. En el caso del Tirisiti, podemos hablar de un trasplante vigoroso desde
otra época que nos acerca a la sociedad de antaño y a las generaciones que nos han precedido.