FIESTAS DE POZOBLANCO 2013
Se celebra el domingo de Sexagésima, que suele caer casi siempre en el mes de febrero. Dos son las fiestas de la Virgen de Luna en Pozoblanco : el día de la venida de la ermita y el de su vuelta.
Según la tradición, en época de la dominación musulmana la Virgen se apareció en el hueco de una encina de la dehesa de Navarredonda a un pastorcillo, manifestándole que se le construya una
ermita en el paraje. Asimismo, se fundará una cofradía de fervorosos cristianos para que vayan al santuario en romería y la trasladen en procesión hasta la villa.
Al parecer la cofradía se funda en el siglo XV, aunque no se tienen noticias de ella hasta la modernidad, y no se redactan sus estatutos hasta el siglo XIX, en que fueron aprobados en 1877 por el Obispo de Córdoba. Establecen que nadie pueda ser recibido como hermano sin haber cumplido con el precepto pascual. Los hermanos tienen el privilegio de permanecer cubiertos ante la imagen. Muy severo es su uniforme actual : riguroso traje negro y cordones rojos de seda, que caen por la espalda en lazo rematado por dos borlones. Portan espadín, escopeta y cuerno para la pólvora.
Durante los días que preceden a la romería, el tambor anunciador de la misma recorre las calles de Pozoblanco,
acompañado por la chiquillería; a la puerta de las casas donde habitan hermanos interpreta un tradicional baile. La víspera, sale para el santuario el "carro de la banda" al mando el sargento
acompañado del tambor y un ordenanza, despierta a los hermanos a la voz de "Ave María Purísima". Temprano, se reúnen todos en casa del capitán, donde se les pasa lista y se nombran los servicios
de los cofrades. Después marchan a casa del alférez para recoger la bandera y, formados, se dirigen a la parroquia, donde piden permiso a la autoridad eclesiástica para emprender el camino hacia
el santuario. En la ermita de la Jara tiene lugar una misa, seguida de jura de bandera de nuevos cofrades y ofrenda a la Virgen.
En 1990, coincidiendo con el cincuenta aniversario de la refundación de la hermandad, el Ayuntamiento otorgó a la Virgen de Luna la medalla de oro de Pozoblanco. La cofradía celebra una comida en la casa-hospedaria, mientras que el pueblo almuerza en los alrededores del santuario.
Por la tarde, la Virgen, a hombros de los devotos, es trasladada hasta Pozoblanco. Al llegar la comitiva al Arroyo Hondo la reciben las autoridades y les entregan las llaves de la ciudad. Se
entona la Salve y los niños ofrecen los típicos hornazos, al tiempo que los hermanos realizan una descarga con sus escopetas y se revolotea la bandera. Después, en la puerta del Ayuntamiento, se
le entrega el bastón de alcaldesa, y se repite la descarga de pólvora. Al día siguiente, fiesta local, se saca a la Virgen en procesión, y al término de la misma el hermano que hace el convite de
la fiesta invita al resto de cofrades a garbanzos tostados y vino.
Las salvas que se le hacen a la Virgen son de dos tipos: las englobadas, que se realizan cuando el alférez revolotea la bandera, y las cruzadas, que se efectúan al paso de los cofrades ante la imagen, durante la procesión y al mediar ésta. La romería de vuelta, mucho más sencilla y austera, tiene lugar cuatro meses más tarde, habitualmente en junio.
La Feria de Ntra. Sra. de las Mercedes se celebra desde el martes anterior l último domingo de septiembre.
Se trata de la feria más grande de la zona norte de Córdoba, en la que participan todos los habitantes de Los Pedroches y visitantes de todos los rincones de España. El inmenso Recinto
Ferial de Pozoblanco se llena de luces y farolillos para acoger una fiesta multitudinaria. Durante esta semana se celebran, además varias corridas de toros en las que participan las mejores
figuras del toreo y las más afamadas ganaderías, por lo que el Ciclo Taurino de Pozoblanco es un referente a nivel nacional para los amantes de este arte.
La Semana Santa de Pozoblanco alberga una de las representaciones de La Pasión más singulares de Andalucía.
Los pozoalbenses, con seriedad y respeto, han sabido mantener bellas tradiciones centenarias como son los Cantos de Pasión, celebrados los sábados de cuaresma y cuyas letras reflejan el Evangelio correspondiente a cada Domingo de Cuaresma.
Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, cada uno de los días de la Semana Santa pozoalbense tienen una particularidad. La alegría de los niños con sus ramas de olivo y sus
palmas acompañando a Jesús en “La Borriquita”, la figura de la nazarena con su hábito propio formando las filas de penitentes, los soldados romanos a caballo con Jesús Rescatado, la seriedad y
humildad de los nazarenos que rezan el vía crucis acompañando al Cristo de la Caridad, o la alegría de las campanas el Domingo de Resurrección, son símbolos que aportan una marcada identidad y
singularidad a la Pasión de Pozoblanco.
En la madrugada del Viernes Santo tiene lugar otra de las manifestaciones de acusada peculiaridad. Es el acto del Prendimiento a Jesús Nazareno, donde Judas hace entrega de Jesús a los soldados romanos “Sayones” y Poncio Pilatos lo sentencia a muerte.
Otro acontecimiento singular es la “Quema del Judas”, el Sábado de Gloria tras la Vigilia de Resurrección, los vecinos de Pozoblanco queman en sus plazas muñecos colgados hechos de paja, trapos
viejos y lana, festejando la Resurrección de Jesús.
Como díjo hace algunos años un pregonero pozoalbense, cuando llega la primavera "... En Pozoblanco no huele a azahar, huele a Semana Santa...", y en esos días la ciudad se transfigura para poner en escena una de las manifestaciones más bellas y de mayor fervor popular de cuantas habitan entre nosotros.