Fiestas en Valdemoro: cartel y programa de las
Fiestas de Valdemoro, Fiestas de Mayo, Cabalgata de Reyes de Valdemoro
SAN MARCOS
Algunos autores relacionan directamente la devoción cristiana hacia San Marcos con las Robigales romanas, celebradas el 25 de abril en las comunidades agrarias con motivo de ofrecer rogativas
para garantizar la prosperidad de los frutos de la tierra.
Quizá la necesidad de conseguir la protección del santo fuera una de las razones por las que los valdemoreños iniciaran la tradición de homenajear al Evangelista el día que la Iglesia
conmemora su muerte. El probado beneficio que sin duda ejercía sobre los labores agrarias inauguró una tradición que se remonta al siglo XVII. En esa época los actos programados diferían
bastante de los que se desarrollan en la actualidad, puesto que las funciones religiosas ocupaban el lugar principal de la fiesta. La comitiva partía de la parroquia y en procesión se dirigía
hacia la ermita de Santiago, al sur de la población, cercana al límite con Ciempozuelos. En el recinto sagrado se decía misa mayor y letanías con el propósito de que San Marcos intercediera
en favor de la buenas cosechas. A continuación el oficiante bendecía los campos y los vecinos volvían a sus hogares.
En su camino el cortejo atravesaba la Dehesa Boyal, donde es posible que en el transcurso de la romería los participantes aprovecharan para descansar y tomar un refrigerio, costumbre retomada
siglos más tarde. Fueron los productos cultivados en la zona los ingredientes aprovechados para elaborar las colaciones que tomaban en el descanso. Seguramente fuera así como surge la
tradición de incorporar el hornazo y la tortilla a la merienda de San Marcos.
Después de la Guerra Civil se retomó una tradición que, seguramente, no dejó de celebrarse nunca. A partir de ese momento cada año grupos de vecinos dedicaban el día de San Marcos a salir al
campo y pasar una jornada festiva, donde la interrelación comunitaria cobraba un sentido especial.
La llegada de la democracia ha institucionalizado una fiesta, nunca desaparecida del calendario valdemoreño. A partir de entonces la antigua Dehesa, actual Parque de las Bolitas del Airón, se
ha convertido en marco fundamental para el desarrollo de las actividades que año tras año son programadas y seguidas por un gran número de vecinos y foráneos.
CARNAVAL
Julio Caro Baroja, uno de los más reconocidos estudiosos del carnaval, vincula la fiesta con los ritmos del tiempo, con la percepción cualitativa del tiempo, relacionado directamente con el
Cristianismo. Según el autor, la doctrina cristiana establece un orden en el que los momentos de alegría y tristeza se alternan cronológicamente, según sea tiempo de prohibiciones y
tolerancias.
Es el momento en el que se permite la inversión de jerarquías sociales, así como la expresión de unas formas de actuar ocultas durante el resto del año, en definitiva, es la época en que se
puede representar el papel que no está permitido desempeñar habitualmente.
Las pruebas documentales de la celebración del Carnaval en Valdemoro se remontan a finales del siglo XIX. Los actos lúdicos se limitaban a los bailes organizados por empresarios particulares
en el antiguo Teatro Municipal.
En 1937 se decretó la abolición del Carnaval, desapareciendo en casi todas las ciudades españolas y, por lo tanto, también en Valdemoro. Pero la llegada de la democracia posibilitó la
restauración de algunas costumbres legendarias, entre ellas, el carnaval.
A principios de los años 80, primero tímidamente, y con el transcurrir del tiempo, de forma masiva, el Carnaval ha ido ganando un importante espacio entre las tradiciones fundamentales del
calendario festivo valdemoreño.
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Las fiestas patronales de Nuestra Señora del Rosario tienen lugar en
septiembre y su origen está ligado a la solemnidad religiosa de la Natividad de Nuestra Señora. En un principio se conmemoró la festividad del Santísimo Rosario (primer domingo de octubre),
pero a partir de la nueva fundación de la cofradía en 1698 determinaron que la fiesta principal tuviera lugar el día que la Iglesia celebra el misterio de la Natividad de la Virgen (8 de
septiembre), cumpliéndose el artículo octavo de las reglas, aprobadas el 30 de mayo del mismo año. Norma que sigue realizándose en la actualidad.
La devoción a la Virgen del Rosario en el municipio de Valdemoro se remonta cinco siglos atrás y desde entonces sus habitantes se han preocupado por simultanear los actos devotos con
divertimentos más profanos. Las cofradías encargadas de su culto se esforzaron con el fin de que su patrona consiguiera ser la más venerada y no escatimaron en gastos: un trono de plata y una
carroza triunfal fueron las adquisiciones más importantes efectuadas en el siglo XVII para que la imagen procesionara por las calles más importantes de la localidad.
De igual modo que los devotos del Cristo de la Salud, los cofrades del Rosario, junto al recorrido procesional y otras funciones litúrgicas realizadas en su capilla (construida en 1602),
comenzaron a incorporar actividades más mundanas destinadas a entretener al pueblo y también a conseguir beneficios añadidos para engrandecimiento de la imagen. Ya en el siglo XVII son
frecuentes los documentos que nos hablan de luminarias, corridas de toros, comedias y danzas que muestran el interés de los valdemoreños por mantener una tradición y una devoción que se
remontaba tiempo atrás.
Una crónica del siglo XIX describía la fastuosidad de la ceremonia, en la que participaban todas las hermandades, congregaciones y autoridades que discurrían por las calles principales ante
la presencia de numeroso público, que contemplaba el paso de la imagen en la carroza iluminada con vistosos fanales y faroles que contribuían a darle mayor esplendor.
Las modas han cambiado mucho a lo largo de quinientos años, pero la esencia ha permanecido prácticamente inalterable. Cada septiembre, pocos días antes de comenzar el otoño, se siguen
celebrando las fiestas del Rosario. Procesiones, fuegos de artificio (antiguas luminarias y pólvora), bailes (que han sustituido a las antiguas danzas ceremoniales) y actuaciones de todo
tipo, acompañan a los vecinos de Valdemoro en la despedida del verano.
SANTÍSIMO CRISTO DE LA SALUD
Las primeras fiestas patronales que se celebran en la Villa de Valdemoro son en honor del Cristo de la Salud. Antiguos cronistas remontaron su origen al siglo XV pero hasta 1650 los
miembros de la cofradía destinada a su culto no solicitaron al Arzobispado de Toledo el permiso correspondiente para dedicar una fiesta anual a su patrón.
En 1721 se aprobaron las ordenanzas de la actual cofradía con el propósito de honrar la imagen del Santo Cristo el primer domingo de mayo después de la Cruz y asistir en enfermedades,
entierros y todo tipo de necesidades a sus cofrades. La cofradía estaría compuesta por doce sacerdotes y un número indeterminado de seglares, que se iría incrementando a través del tiempo.
Poco a poco se fueron añadiendo elementos profanos a los actos religiosos que habían protagonizado la festividad en sus comienzos. Junto a la procesión de la imagen que recorría las calles
principales entre la Ermita y la Parroquia, sermones y misereres, iban apareciendo otros componentes paganos para engrandecer y popularizar la fiesta. De igual forma que en las cofradías del
Rosario, San José y Sacramental, fueron los juegos de cañas y de toros los primeros en formar parte de los regocijos.
En la segunda mitad del siglo XVIII nuevas diversiones serían incorporadas: los bailes. Danzas de gitanas, de negros y de cintas contribuyeron a dar colorido a los fastos y mermaron en cierta
medida el presupuesto para organizarlos, pues solamente el alquiler de los trajes para los danzantes ocasionó un gasto de 20 reales en 1760.
A finales del siglo XIX con la instalación de la luz eléctrica en Valdemoro, en 1898, la procesión y las actividades programadas en torno a ella adquirieron una mayor brillantez pues todo el
recorrido fue iluminado por el nuevo invento de las lámparas incandescentes.
Más tarde, en los primeros años del XX, serían las comedias las que se integraran entre las diversiones preparadas para el mes de mayo. Conocidas obras del momento como La casa de Quirós, de
Carlos Arniches, El sexo débil, de Antonio Ramos, Lluvia de hijos, de Federico Reparaz y La real gana, de Ramos Martín, fueron representadas con gran éxito en el teatro municipal de la Calle
Grande (actual Estrella de Elola) durante las fiestas del año 1916, a cargo de la famosa compañía teatral madrileña Delgado y Novillo.
Pólvora, luminarias, enramadas y la intención de los vecinos de que su pueblo luciera radiante mediante el encalado de casas y arreglo de calles contribuyó en buena medida a que estos
festejos valdemoreños se reconocieran más allá de la comarca a través del tiempo. En definitiva, son más de trescientos cincuenta años de una tradición que cada principios del mes mayo aglutina a la población valdemoreña en la conmemoración del Cristo de la
Salud.