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Carnaval rural de gran tradición, en el que durante unos días las fuerzas del mal y del bien se enfrentan en una batalla simbólica en la que la sed de justicia moviliza las iras
populares.
Cada martes de carnaval se celebra en el pueblecito de Lantz, el apresamiento, juicio y muerte en la hoguera del
mítico y malvado bandido Miel Otxin. Este muñeco de tres metros porta los brazos en cruz, viste blusa estampada, pantalón azul y faja roja, y
corona su cabeza un gorro cónico llamativamente adornado.
Asimismo, varios personajes le acompañan en el desfile: Ziripot, hombre bonachón y gordinflón hecho a base de sacos rellenos de helechos y heno, que
apenas puede mantenerse en pie; le persigue el Zaldiko, caballo bravío que arremete contra él hasta tirarlo al suelo; los
Arotzak portan martillos y tenazas, y corren tras el Zaldiko para herrarlo, y finalmente los Txatxos, que enfundados en pieles de animales y
armados con palos y escobas, gritan mientras hostigan a todos los presentes.
Javieradas.
Durante los dos primeros fines de semana de marzo, coincidiendo con la Novena de la Gracia, miles de peregrinos de toda la Comunidad inundan las carreteras que conducen al Castillo de
Javier, para venerar al Santo. En unos predomina el espíritu deportivo y en otros el religioso, pero lo que nunca falta es el buen ánimo, necesario para recorrer los más de 50
kilómetros que en el caso de Pamplona le separan de Javier.
El origen de estas marchas se remonta al siglo XIX. En 1885, una epidemia de cólera asoló la región y la Diputación Foral invocó a San Francisco
Javier para que librara al pueblo navarro de aquella terrible enfermedad, ofreciendo a cambio la promesa de que todos caminarían en procesión si se cumplían sus
ruegos.
El Santo respondió a la súplica, y fue así como nació esta popular tradición que hoy conocemos con el nombre de "Javierada". Tras la larga y cansada caminata todos los peregrinos se reúnen
en la explanada del Castillo para celebrar una misa presidida por el arzobispo.
Semana Santa, Viernes Santo en Corella.
El Viernes Santo al mediodía, se escenifica en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario la "Función de las Siete
Palabras". El altar, presidido por Cristo Crucificado, María Magdalena y San Juan, sirve de escenario para esta representación, en la que el coro, el sacerdote y la orquesta interpretan cada una
de las últimas siete frases que pronunció Jesús antes de su muerte.
Ya por la tarde, las callejuelas de Corella sirven de contexto para un magistral cortejo. A través de la imaginería de los pasos, son
representadas escenas de la Pasión de Cristo, y diversos personajes bíblicos vuelven a la vida durante unas horas. Se trata de un solemne desfile barroco del siglo
XVIII que en 1967 fue declarado "Procesión de Interés Turístico" por el Ministerio de Información y Turismo por ser uno de los cincuenta desfiles
procesionales más característicos y originales de España.
Entre los actos más representativos cabe destacar la Entrada en Jerusalén. Tras el paso correspondiente, desfila un grupo de niños con las palmas, cuatro
chicas portando una alfombra, y Jesús con el índice derecho alzado que va montado en un burrito muy adornado.
Asimismo, el Prendimiento es otro de los momentos de mayor autenticidad. Jesús camina descalzo con una soga al cuello. Los verdugos le subyugan con
palos y tiran de la cuerda hasta que el reo vacila y se desploma.
Pero sin duda, la escena cumbre del drama es el Encuentro de Cristo con Cirineo y la Verónica. En la plaza del Crucero, ante la atenta mirada del
expectante público, Cristo camina portando una pesada cruz de cien kilos. Con el rostro sufriente camina lentamente hasta que aparece un hombre con hábito morado. Tras arrodillarse y besar el
suelo en tres ocasiones, se aproxima a Cristo y le ayuda a acarrear su carga el resto de la procesión. Aparece la Verónica con un paño blanco y limpio y enjuaga la cara del Señor. En el lienzo
queda impresa su imagen.
A pesar de la multitud de personas congregadas ante la escenificación, reina un silencio sobrecogedor que incrementa la intensidad emotiva del acto.
Vía Crucis Viviente de Andosilla.
Durante la mañana del Viernes Santo las calles de Andosillason el telón de fondo para esta escenificación viviente
en la que participan una treintena de oriundos de la localidad. Se trata de una representación consolidada desde hace más de una década que surgió por iniciativa del párroco Javier
Leoz.
El acto que narra la pasión de Cristo, se inicia con el juicio de Pilatos ante el pueblo hebreo caracterizado por los jóvenes quintos del lugar.
Jesucristo carga después la pesada cruz (de más de 100 kilos) y desfila con paso lento y cansado hasta la plaza en la que será crucificado al lado de los ladrones.
La crucifixión que se representa con gran veracidad es sin duda el momento más conmovedor del acto. Gracias a la megafonía
instalada a lo largo del recorrido es posible disfrutar en directo de los diálogos de los participantes que encarnan tan apasionadamente a los bíblicos personajes.
Además, después de tan solemne evento, los visitantes pueden disfrutar de un mercado hebreo con productos artesanos organizado por Napar
Bideak.
El Volatín y El Ángel en Tudela.
Tudela, en Navarra, vive los últimos días de la Semana Santa sus celebraciones del Volatín y el Ángel, una costumbre que data de la Edad Media.
Las 10.00 horas del Sábado Santo marca el inicio de la quema y zarandeo público del Volatín, un muñeco de madera y trapo al que se le coloca un puro-petardo en la boca. Al recibir el fuego, se empieza a mover al muñeco con fuerza, hasta que cae al suelo destrozado. Es una ceremonia sencilla que recuerda el suicidio de Judas, el apóstol que entregó a Jesús a los romanos.
A las 9.00 horas del domingo tiene lugar la Bajada del Ángel, que congrega a miles de personas en la plaza de los Fueros. En esta ocasión, un niño vestido de ángel se desliza por los aires hasta llegar a la imagen de una Virgen, cuya cabeza está cubierta con un pañuelo negro, en señal de luto por la muerte de Jesús. El ángel le quita esta venda, como alegría por la resurrección de Cristo.
Día de la Almadía en Burgui.
Esta Fiesta de Interés Turístico Nacional consiste en el descenso de varias almadías por el río Esca durante un recorrido que termina en el puente medieval de la
localidad Navarra de Burgui tras el salto de la presa.
El descenso de las almadías se complementa cada edición con una serie de actos culturales, deportivos o folklóricos como exposiciones, actuaciones musicales, danzas, ferias de artesanía,
comida popular, proyecciones audiovisuales, teatro, deporte rural, bailables...
En cada una de las ediciones se rinde homenaje con la entrega de la "Almadía de Oro" a diversas personalidades e instituciones del mundo de la cultura, el deporte o las
ciencias.
El "Día de la Almadía" se ha convertido en una de las tradiciones populares más concurridas de Navarra, a la que últimamente acuden más de 7.500 visitantes.
Romerías a Ujué.
Según la tradición, las romerías a Ujué nacieron en el año 1043 con la peregrinación de los vecinos de Tafalla a esta localidad para agradecer a la Virgen su victoria en
la batalla contra el rey de Aragón.
En la actualidad, conmemorando aquel suceso, se ha convertido en una de las romerías marianas de mayor antigüedad y emotividad de toda Navarra. Se
festeja el domingo siguiente al 25 de abril, día de San Marcos, y a ella acuden multitud de vecinos de la merindad.
Ataviados con túnicas, portando cruces y a veces incluso descalzos y con cadenas, los penitentes marchan desde la Cruz del Saludo hasta el Santuario con el fin de elevar su plegaria a la
Virgen. Este pueblo medieval, construido sobre un cerro que se eleva solitario en la Zona Media y coronado por la iglesia-fortaleza de Santa María, ofrece un marco
único que acrecienta el dramatismo de la romería.
Día del Rosado en San Martín de Unx.
Dos son las joyas destacadas de San Martín de Unx: el vino rosado por un lado y la cripta románica de San Martín de Tours por otro. Así, el primer domingo
de junio, Día del rosado, se presenta como una ocasión idónea para saborear la primera y descubrir la segunda.
Los actos de esta festividad se suceden a lo largo de todo el día, pero la chistorrada popular y la cata de
vinos son sin duda los más aclamados. Artesanía y música tiñen las calles de la localidad en una jornada en que el vino rosado comparte protagonismo con los tintos y blancos
de las cuatro bodegas del municipio. Asimismo, con el fin de que los visitantes paladeen con conocimiento de causa esta afrutada bebida, se lleva a cabo un curso de iniciación a la
cata.
Visitas guiadas al municipio y a sus bodegas complementan la programación. Y la cripta románica de San Martín de Tours,
considerada una de las más bellas y mejor conservadas de Navarra, pone la guinda cultural a esta jornada.
Fiestas de San Fermín, Sanfermines de Lesaka.
Los Sanfermines no sólo se celebran en Pamplona. Al norte de Navarra, en plenos Pirineos, Lesaka honra al mismo patrón con un
variado programa de actos. En ambas localidades las fiestas arrancan el mismo día, 6 de julio, a la misma hora, 12:00 de la mañana, y de la misma manera, con un chupinazo disparado desde la casa
consistorial. Y a partir de ese momento, las dos se sumergen en sus festejos compartiendo similitudes como la música, los bailes, la alegría y la misa y procesión del día
grande.
Sin embargo, los Sanfermines de Lesaka son menos conocidos que los de Pamplona, por lo que son una buena opción para disfrutar de la fiesta sin aglomeraciones. Y además del ambiente,
descubrirá una de las tradiciones más espectaculares de Lesaka: los ezpatadantzaris. Danzantes lesakarras que bailan un único día al
año, el 7 de julio. Entre otras danzas, bailan el Zubigainekoa, un baile que es símbolo de la paz que se firmó en el siglo XV entre los barrios de Lesaka y que pone a
prueba el equilibrio de los dantzaris que deben cuidar de no caer al río Onin, afluente del Bidasoa.
En este ritual bailado un capitán dirige a la comitiva formada por un número par de jóvenes en dos filas, unidos entre sí y al capitán
por makilas (bastones). Su atuendo es blanco con escapularios y cintas de colores, alpargatas y cascabeles en las pantorrillas. Por último, la bandera de la villa
será ondeada sobre el puente.
Fiestas de San Fermín en Pamplona.
Del 6 al 14 de julio la palabra "fiesta" se escribe con mayúsculas en Pamplona. Llegan los Sanfermines. Cuando el "chupinazo" estalla, la capital se
transforma en una explosión de vida. Miles de personas de todo el mundo inundan esta ciudad que se tiñe de blanco y rojo. La calle se convierte durante unos días en un derroche de fraternidad,
alegría, música y juerga ininterrumpida al compás de las charangas y las peñas.
El Encierro es el único momento del día en el que la fiesta se contiene y la tensión invade el recorrido minutos antes de que los toros inicien su
carrera tras los mozos. Un estallido de sensaciones culmina en la Plaza de Toros. La fiesta continúa con el "caldico", el chocolate con churros, los Gigantes y Cabezudos, el aperitivo, la corrida
de toros o los fuegos artificiales, que dan paso a la algarabía nocturna.
Tributo de las Tres Vacas de Isaba.
Cada 13 de julio se renueva este tributo milenario, el más antiguo de Europa. La piedra de San Martín, en un
sugestivo enclave natural, entre los pirenaicos valles de Roncal y Baretous (Francia), sirve de lugar de encuentro a las gentes de ambos lados de la frontera. En 1375, una sentencia arbitral
impuso a los bearneses el pago perpetuo de tres vacas por el aprovechamiento de los pastos roncaleses.
Es el veterinario de Isaba quien elige las tres mejores reses, que deben tener igual dentaje, pelaje y cornaje. Justo antes de la entrega de los animales,
los bearneses, luciendo la bandera francesa, y los roncaleses, ataviados con los trajes típicos del valle, reanudan su
compromiso de paz. Éste se sella simbólicamente mediante la imposición de unas manos sobre otras y la expresión "pax avant, pax avant, pax avant" que todos repiten al unísono. Tras el
nombramiento de los guardas que vigilarán y cuidarán de los puertos faceros, se celebra una animada comida popular.
Se desconoce el origen y la causa de esta ceremonia, que según algunos apuntes remiten al año 125 a.C. Durante siglos, este pago se realizó sucesivamente hasta el siglo XIV en que dejó de
llevarse a cabo. Por ello, se sucedieron diversos enfrentamientos que terminaron con numerosos muertos y heridos. Fueron estas contingencias el germen de la sentencia arbitral que desde 1375 se
ha celebrado sin interrupción. Desde entonces, cada año, puntuales, ambos valles renuevan su voto que se ha convertido en fiesta de hermandad.
Baztandarren Biltzarra en Elizondo.
El Baztandarren Biltzarra es la gran fiesta de hermandad que los habitantes del valle de Baztan celebran sin fecha fija en la época estival. Elizondo sirve de escenario
para este festejo que sin duda es el más representativo del valle y que se solemniza desde 1963. Tras una ceremonia religiosa, habitantes de los 15 pueblos que integran el
valle recorren en sus carrozas las calles de la localidad.
Tras el desfile y al son del txistu, se baila en la plaza del Ayuntamiento la mutildantza, una danza exclusivamente masculina en la que el número de bailarines va aumentando conforme avanza
la melodía.
La mañana culmina con una comida popular en la plaza del Mercado. Durante todo el día, se instalan en las calles puestos de exposición y venta de
artesanía y de productos de la tierra, y se suceden actuaciones de diversos grupos musicales.
Semana Medieval de Estella.
Banderas, pendones, antorchas y trajes medievales trasportan al visitante a plena Edad Media. A mediados de julio, Estella-Lizarra celebra su semana medieval. Tras el pregón de inauguración leído por el mismísimo rey navarro, comienza un programa de actos muy variado: degustaciones de recetas medievales, actuaciones de juglares, luchas entre caballeros, habilidades artesanales, continuas representaciones callejeras, espectáculos de cetrería, conciertos, cenas medievales, mercados y mucho más. Una fiesta con solera en la que se vuelca la ciudad al completo. El pase de modelos medievales por calles y comercios está asegurado.
Fiesta de la Vendimia de Olite.
La capital del vino navarro, Olite, cede sus calles medievales y sus viñas para celebrar la eclosión de la nueva cosecha. Cada año, a finales de agosto o
principios de septiembre, la Cofradía del Vino de Navarra organiza un nutrido programa de actividades con el fin de exaltar y divulgar los vinos
con Denominación de Origen Navarra.
La fiesta tiene lugar en fin de semana, pero diversos actos en los días precedentes sirven de preludio a los festejos. Así, se organizan concursos temáticos y se celebran jornadas
gastronómicas en las que se ofrecen pinchos y platos relacionados con el vino. Asimismo originales actividades acercan al visitante al mundo de la
enología, unas veces desde el aire con vuelos en globo, y otras por tierra con paseos en carros y tractores. Viñas y bodegas abren sus puertas para revelarnos los secretos para la obtención de
sus preciados caldos.
El día de la fiesta comienza con el desfile de los cofrades engalanados y el pregón de la Vendimia. La pisada de la uva es uno de los momentos más
fotografiados y la degustación popular de los primeros mostos, uno de los más esperados. La nota musical corre a cargo de la Fanfarre, si bien a lo largo
de la semana se suceden los conciertos en honor a la vendimia.
Día de Cara en Santacara.
Los vecinos de Santacara emprenden en septiembre un periplo al siglo I a.C. para transmitir la importancia de Cara, ciudad romana precursora de la
actual Santacara. Un asentamiento que vivió épocas de gran esplendor como atestiguan los restos arquitectónicos y los vestigios escultóricos hallados en la zona. Así pues, Santacara retorna a sus
orígenes. Los vecinos se atavían con túnicas e invaden las calles. El programa de actos incluye un mercado romano, reparto de alimentum y vinum, demostraciones de
oficios como alfarería con torno romano, tonelería artesanal o herraje de caballos. Además, visitas guiadas a las ruinas romanas de Cara. Ave
visitanti!
Misterio de Reyes en Sangüesa.
El Auto Sacramental de lo Reyes Magos, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, se representa en Sangüesa todos los días 6 de enero a las 11,30h. de la mañana; su importancia radica en ser uno de los cinco autos existentes en España. Se trata de un teatro escenificado al aire libre, escrito en verso en el año 1900 por D. José de Legarda para los auroros de Sangüesa, en el que participan los propios sangüesinos.