La Rapa das Bestas de Sabucedo se celebra
en la parroquia de San Lourenzo de Sabucedo el primer fin de semana de julio. Consulte el programa de A Rapa das Bestas de este año.
A Rapa das Bestas de Sabucedo, en A Estrada
Del 2 al 6 de Julio de 2015
La Rapa das Bestas de Sabucedo se celebra en la parroquia de San Lourenzo de Sabucedo el primer fin de semana de julio. Comienza el viernes con la inauguración de las exposiciones sobre la 'rapa' y la escuela de Sabucedo. Por la noche tiene lugar el festival folk. El sábado por la mañana se celebra una misa en honra a San Lourenzo para pedir su protección. Después los vecinos del lugar, acompañados por los visitantes, suben al monte a buscar los caballos para comenzar la bajada hacia el curro. Aquí se separan las crías del resto de los animales para dar lugar a la espectacular lucha entre hombre y caballo. Por la noche, esta pequeña aldea, que ve aumentada su población en cientos de personas, baila y goza de la noche con las orquestas. El domingo por la mañana se celebra el segundo curro y después, todo aquel que lo desee, puede comer en alguno de los puestos habilitados a lo largo de toda la aldea. Por la tarde, la música y la danza tradicional invaden el campo de la fiesta. Los niños también tienen su espacio de recreo con juegos y actividades. Por la noche, las orquestas amenizan el final de la jornada. El lunes por la mañana tiene lugar el último curro donde se trasquilan y marcan los caballos para después devolverlos al monte.
El Ayuntamiento de A Estrada con motivo de esta celebración convoca el Concurso Internacional de Fotografía de la Rapa das Bestas. La importancia de esta fiesta es tal que en el año 1965 fue
declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional y, en julio de 2007, Fiesta de Interés Turístico Internacional.
PROGRAMA DE A RAPA DAS BESTAS
DE SABUCEDO 2015
XOVES 2 DE XULLO
22:00 Gala en loubanza dos aloitadores
VENRES 3 DE XULLO
06:30 Misa na honra de San Lourenzo, patrón de Sabucedo
07:00 Saída dende o Celeiro a buscalas bestas
14:00 Chegada ao Peón (punto de reunión) de tódolos grupos coas bestas. Haberá un bar con comida e bebida
17:00 Chegada ao cierre coas bestas
22:00 Concerto no Curro
00:30 Verbena amenizada polas orquestas TEKYLA E JERUSALÉN
SÁBADO 4 DE XULLO
12:00 Tradicional baixa das bestas dende o cierre a Sabucedo
19:00 Primeira Rapa das bestas
23:00 Verbena amenizada polas orquestas ESSENCIA E GARIBALDI
DOMINGO 5 DE XULLO
12:00 Segunda Rapa das bestas
17:00 Exhibicións folklóricas
23:00 NOITE COA ORQUESTRA PANORAMA
LUNS 6 DE XULLO
12:00 Terceira Rapa das bestas, curro solidario: recadación donarase a Cruz Vermella
15:00 Posta en liberdade das bestas
En la actualidad se celebra durante el primer fin de semana del mes de julio. Comienza el jueves con una gala en honor de los aloitadores, preámbulo de un largo fin de semana cargado de actos. Al amanecer dará comienzo, como manda la tradición, “A rapa das bestas” de Sabucedo.
A primera hora de la mañana, hacia las seis y media, las campanas de la iglesia repicadas con energía junto con el rebumbio de cohetes lanzados con profusión, se encargan de despertar a la gente del pueblo, así como a los forasteros que duermen de acampada en el “Campo do Medio”. Es entonces cuando los primeros rayos del día se dirigen hacia la iglesia para participar en la “misa da alborada”. En ella se le pide protección a San Lorenzo en las operaciones de “baixa” y del “curro”, como antes del cristianismo se le pedia a Dioses hoy olvidados.
La historia de la Rapa está vinculada desde tiempos pasados a la religión, aunque evidentemente se trate, como tantas otras, de una fiesta de origen pagano.
Este componente religioso desgraciadamente se mantiene en la actualidad, aunque un poco mermado debido a la secularización del mundo moderno, en ciertos símbolos, espacios o lugares
directamente vinculados a la fiesta. Uno de los más evidentes y significativos elementos de relación con la Iglesia es la existencia de la manada del Santo, de la que aún hoy es último
titular el arzobispo de Santiago, y no los herederos del tal Lorenzo.
Los vecinos suelen decir que “el santo se porta bien”, ya que no se recuerda ningún percance de gravedad a pesar de lo peligroso de ciertas operaciones relacionadas con la Rapa, en
especial en el “curro”.
La reunión en el “Celeiro” antes de la salida
Al acabar el acto religioso, la gente se agrupa en el “Celeiro”, lugar céntrico del pueblo, esperando a que lleguen los últimos rezagados y los menos madrugadores. Con la señal del último
cohete se da la salida hacia el monte.
“A Baixa”
Hacia las siete de la mañana se emprende la marcha; los vecinos de Sabucedo, acompañados de muchos visitantes que los ayudarán en las tareas de la “baixa”, siempre bajo las instrucciones de aquelllos, toman camino adelante, saliendo de los términos de la aldea hacia los apartados montes.
“ A Pranzadoira, a Conla, o Cábado, a Espiñeira, Souto....” y muchos más, son los montes por los que en la primera mañana de la fiesta van a andar las gentes que fueron a la sierra en
busca de los caballos. Conforman estos montes un paraje de 45 km cuadrados de naturaleza en la que los participantes en la actividad pueden deleitarse con las hermosas vistas de un
paisaje lleno de regatos, grandes rocas y senderos por los que pueden caminar y pasar un buen día al lado de los caballos.
El camino hacia el monte se coge por el robledo de Piquite. Después de atravesar la carretera que une Sabucedo con Quireza, se inicia una subida hasta la Espiñeira.
En el monte la gente se divide en grupos y se encamina a sus objetivos. Una vez localizada cada manada, se rodea, apretando el cerco lentamente hasta conseguir encaminarla en la dirección
prevista; así sucede de forma combinada y por los distintos grupos en los diferentes lugares del monte: en el Cábado, Pranzadoira, Conla... para conducirlas hasta alcanzar la vaguada del
Peón, en donde son reunidas todas las manadas. Una vez despachado el tentepié y repuestos los ánimos, se reemprende la marcha hacia Sabucedo.
Como señala Xosé Ovelleiro en su artículo “Loita, folclore e tradición”, un buen montañero “se carga el saco de chorizos y fruta, se cuelga el bocadillo al cinto, sujetándolo a la vieja
usanza con cuatro lazadas de cordel, llena la bota de buen y avenjentado vino, que se empleará para aplacar sudores y refrescar gargantas secas en lo alto de las cumbres. Se corta la
“moca” y se afeita con la navaja para que no lastime en las manos...”. El vino es esencial para enterder el carácter festivo que se le atribuye a la fiesta”.
El vino es un componente de la Rapa que aparece en las cuentas de los curas desde el año 1727. Por primera vez una anotaciónde gastos dice: “7 ralaes en el vino el día de la Baixa”. Desde
esta fecha es protagonista importante en la fiesta de la Rapa y en todo lo relacionado con caballos e Iglesia. Era como el pago de los trabajos que se realizaban de forma desinteresada
por los vecinos del pueblo durante los días de la “Baixa” y “Rapa” o a través del año.
Lo traían los arrieros en pellejos de carnero o en barricas de madera. Lo depositaban en la casa que todavía hoy se conoce con el nombre de “Corte das cabras”.
Allí llegaban, el domingo por la noche, todos los que fueron al monte para bajar los caballos; volvían el lunes a mediodía y por la noche, y el martes. Se juntaban niños, jóvenes y
viejos. Tampoco faltaba normalmente un ciego con su violín o zanfoña para amenizar la fiesta.
En fila, con su taza en la mano, iban sacando el vino de los pellejos o de las barricas. Cantaban, bebían y a veces ni se entendían. Había quien pedía orden a grandes voces sin que nadie
le hiciese caso, mientras otros contaban las proezas de su trabajo en el monte para juntar los caballos, o en el “curro”. Allí se vaciaba barril tras barril. Cuando ya estaban cansados de
beber le llevaban vino a las casas, a los mayores, a los que estaban enfermos y no habían podido ir al monte, siendo esta invitación una esperada diversión el día de la fiesta.
Casi todos los años a partir de aquí hay cuentas de gastos en vino que servían para pagar los trabajos de la gente y que se agradecía mucho porque en esta zona el vino no se cosecha; de
ahí el aprecio que se le daba en Sabucedo.
Se estará preguntando el que lea este texto qué es un “pau de moca”. Pues bien, se trata de una vara, normalmente de roble o acebo joven de los que se les conserva la verruga que se forma
en el punto de unión de las raíces. Esta parte será la que se apoyará en el suelo. Se desconoce desde cuando se usa este palo, estando muy cercada su utilización. Quizás sus usos pudieran
estar relacionados con la propia “baixa” o como utensilio no falto de un marcado carácter simbólico en relación con el lobo, para espantarlo.
Dependiendo de cómo se hubiera desarrollado las actividades en el monte (muy en función de la climatología) la gente llega con los caballos a la aldea sobre las tres o cuatro de la tarde.
En este momento, como hace referencia Manuel Cabada, se produce un segundo encuentro entre el pueblo y las “bestas do Santo”. Como señala en el libro ya citado, “se produce el encuentro
de la juventud, que llega sudorosa y entera de las corredurías por el monte (que es un símbolo vivo del futuro del pueblo y del país), con la gente del pueblo mezclada con los forasteros
y curiosos” y “en la que el pueblo reafirma-y esta es otra de las características de la fiesta- su propia identidad grupal”. En el proceso de la “baixa” se produce una interactividad
entre viejos y jóvenes, donde las personas con más años les enseñan a los chicos cómo se deben de realizar las tareas de juntar los caballos, algo que por otra parte ya se hace en los
trabajos que se realizan a durante todo el año.
Mientras los caballos no se llevan al “curro” permanecen en un cercado próximo al pueblo, Cataroi, en donde se pueden alimentar y así coger fuerzas para soportar con valentía la lucha que
pocas horas después afrontarán con los también no poco valientes “aloitadores”. Por la noche, y para evitar posibles robos o fugas de los caballos, un guardia vela por la seguridad de los
animales. Ya en el año 1830 se señala en el “Libro da Fábrica”: “Custodia de las yeguas en el Campo del Medio: 2 reales” (A164).
Desde la propia “Asociación da Rapa” consideramos que la mejor manera de descubrir esta experiencia es acudiendo al monte y participar en el trabajo de “baixa”, siendo esta actividad una
de las más participativas dentro del marco contextual de la fiesta.
El trabajo llevado a cabo en el”curro” es, sin duda, por su peligrosidad, el acto más espectacular que en esta fiesta se puede contemplar.
Es la forma de realizarlo lo que diferencia la Rapa de Sabucedo del resto de las llevadas a cabo en toda Galicia, por no utilizarse más armas que el propio cuerpo y fuerza del
“aloitador”. En el resto de las “rapas” es común ver cuerdas y palos de las que el hombre se ayuda para ganarle esa lucha a los animales, pero en la de Sabucedo solamente un código de
acciones vale para conseguir vencer a los caballos en una lucha cuerpo a cuerpo. Este código se basa en una forma de actuar y luchar que se heredó de generación en generación: dos
“aloitadores” van a la cabeza y uno al rabo. Uno de los que va a la cabeza debe de ser el que salta encima del caballo y cabalga sobre él. Poco después, el segundo de la cabeza acude en
su ayuda. Cuando este llega y se engancha en las crines delanteras, el que está en el équido debe de bajarse. Al mismo tiempo el “aloitador” que vaya al rabo debe de hacer una serie de
movimientos para intentar desequilibrar al animal. El caballo puede quedarse de pie o ser derribado, dependiendo de la fuerza que ejerza. No es un trabajo fácil ya que conlleva un fuerte
componente de aprendizaje a prioiri, pues el “aloitador” ha de saber “cruzar” bien el animal. Esta acción se corresponde con encajar la mano en la parte inferior de la quijada del
caballo, pasándole el otro brazo alrededor del pescuezo. Cuando el caballo queda inmovilizado, se procede al corte de las crines, que los niños se ocuparán de guardar en cestos.
Como ya se señaló, este trabajo se aprende desde joven, ya que son los niños quienes inician el “curro” cogiendo los potritos para separarlos y que así no se hagan daño en las diferentes
tareas.
El niño pequeño se inicia simbólicamente en la juventud o madurez, guiado y dirigido por los ya iniciados. De esta forma el joven queda admitido en el grupo de los que van a tener parte
activa en la dominación de los caballos salvajes en un futuro, como recolectores de una tradición.
Lo que sucede en el “curro” no es fácil de trasmitirlo a quien no lo haya vivido directamente alguna vez, ya que se trata de una experiencia en la que se mezclan la vivencia comunal del
pueblo, como espectador y como “aloitador”, en busca de su propia identidad y autoafirmación, la vivencia de la lucha, del triunfo, de la colaboración...
En el “curro” sólo se lleva a cabo la “rapa” de los caballos y yeguas del Santo, ya que el resto son particulares, y serán sus dueños los que el lunes, en sus propios “acurramentos” hagan
las tareas oportunas.
Se celebran tres “curros”, el primer sábado de julio, alrededor de las 19 h (dependiendo de la hora que se haya llegado del monte), el domingo a las 12 h y el lunes sobre las 12:30
h.
No son pocos los inconvenientes horarios que desde la organización se pueden advertir, ya que el agrupamiento de los caballos se puede ver mermada por problemas a los que los vecinos no
pueden hacer frente. El carácter rural de la fiesta, que invita a la tranquilidad, debe conjugarse durante estos días con las prisas del mundo moderno, que se plasma en la visita de
turistas, medios de comunicación... Los vecinos hacen en todo momento lo posible por mantener una tradición sin la cual quizás fúesemos una aldea como otra cualquiera.
Esto es normalmente valorado por los que se sientan en las gradas, puesto que es bien sabido que los “aloitadores” no constituyen un grupo “profesional” o contratado a sueldo. De este
modo queda descartado cualquier interés de tipo particular o personal.
Hasta hace pocos años, el papel de la mujer era secundario en cuanto al “curro” se refiere. Hoy, con el avance de los derechos de la mujer, Sabucedo y la Rapa no se quieren quedar atrás y
son varias ya las chicas que se atreven a “aloitar”. Se debe de recordar que en el año 1936, con motivo de la Guerra Civil, fueron las mujeres las que llevaron a cabo la tarea de rapar en
un “potro” con la ayuda de los niños y los más mayores. Es algo que las abuelas de Sabucedo cuentan con mucho orgullo.
Si queréis entender la Rapa, sólo existe una manera. No dudéis en acudir a Sabucedo el día de la fiesta.
Las entradas para asistir al “curro” se venden desde dos horas antes en las ventanillas del propio recinto al precio de 10 euros para adultos y 5 euros para los más pequeños.
En este año, 2011, se cambia el día de la “Baixa”. En reunión celebrada por la Asociación Rapa das Bestas, y en consulta y votación por todo el pueblo, se acordó este cambio: así los animales se prodrán juntar con más tranquilidad, sin estar pendientes de la hora, y se perderán menos protrillos, que antes, con las prisas de llegar pronto a Sabucedo, quedaban separados de las madres y se perdían de ellas, llegando alguno a morirse.
Comienza el día con un repique de campanas y una salva de bombas y cohetes que ponen en pie a todos los vecinos y romeros que durante estos días llegaron a Sabucedo.
Cumpliendo la tradición, a las siete de la mañana se celebra la Misa de San Lourenzo, patrón de las yeguas, para implorar su ayuda en las faenas que van a tener lugar a lo largo del
día.
Otras bombas, a las siete y media, anuncian la partida hacia Montouto. Cientos de niños, jóvenes y mayores, armados con su “pau de moca” (vara de madera de roble que acaba en una verruga
y sirve para apoyarse o espantar a los caballos) salen desde el Celeiro andando, camino de los montes donde se encuentran los caballos. Les esperan más de 15 km de caminata, y parte de
ellos corriendo.
Al llegar al monte se van formando grupos de gente que se dirigirán a los distintos lugares donde pastan las manadas para ir rodeándolas desde lejos, formando un cordón humano que no las
deja escapar, y así se van llevando hasta el lugar en donde se reúnen todas: O Peón.
Manada tras manada va entrando en un círculo formado por personas que vigilan para que no se escapen. Cuando las manadas están juntas, los que participan en esta tarea se sientan para
descansar y tomar un refrigerio.
Hasta O Peón llega algún tractor con comida y bebida fresca para vendérsela a quienes la necesitan. Es la hora de contar las anécdotas y “valentías” que a algunos ya les sucedieron.
Por la tarde se van bajando los caballos hacia Sabucedo, rodeados por cordones humanos que vigilan que no se escapen, y por los montes de Corvos, Espiñeira y Cabaniña se van trayendo para
meterlas en el cierre “do Castelo”, donde las madres volverán a buscar sus potrillos y pasarán la noche en tranquilidad.
El sábado, a mediodía, serán trasladadas al cierre de Cataroi, en donde quedarán recluídas hasta las seis de la tarde.
Una hora después tendrá lugar la primera “rapa das bestas”, que, desde el cierre de Cataroi, son bajadas al “curro” por las calles del pueblo.
La Rapa se hace como en los tiempos antiguos, siguiendo las mismas técnicas, que por tradición conocemos, y que la utilizaban nuestros antepasados hace cinco siglos. Es la lucha del
hormbre con el caballo sin el uso de ningún artilugio o cuerda que pueda ayudarlo. Es una lucha limpia, llena de fuerza, maña y sobre todo de gran belleza natural. Como ya explicamos
antes, sólo tres personas deben luchar con el animal. A veces es necesario que les ayuden otros debido a la fiereza de algunos ejemplares.
Primero se sacan del medio a los potrillos, para que no sufran ningún daño durante la rapa. Esta operación la llevan a cabo los niños, que así se van preparando para “aloitar” cuando sean
mayores. Se van metiendo en un cuarto contiguo que se llama “a corte dos bichos”.
Comienza a continuación la Rapa propiamente dicha con la actuación de los “aloitadores”. Son jóvenes que se encargan de coger a los caballos para raparlos, con los mismos procedimientos
de hace cinco siglos. Es un espectáculo emocionante presenciado desde las gradas por miles de personas.
La técnica que se usa ya se explicó anteriormente.
Una vez terminada la Rapa se vuelven a soltar los potros para que se reúnan con sus madres y después, rodeados de un cordón humano, son conducidos todos al cerrado de Cataroi donde
pasarán la noche.
El domingo se celebra la principal Rapa hacia las 12 de la mañana.
Miles de personas abarrotan las gradas que rodean el “curro” el donde tendrá lugar la Rapa. El procedimiento sigue siendo el mismo del día anterior: primero se separan los potrillos y
después se hace la “rapa” de las yeguas y caballos según la tradición. Es un bravo espectáculo lleno de emoción y coraje.
Cientos de periodistas llegados del mundo entero (se acredita un número superior a cien), enfocan sus cámaras y mandan las crónicas por un servicio de Internet montado para el evento por
el Ayuntamiento.
Al final se vuelven a soltar los potros para que busquen a sus madres y sigan el resto del día en el monte de Sabucedo en una vigilida tranquilidad.
El lunes se hace la última Rapa. Hacia las doce se bajan los caballos de nuevo desde el cierre al “curro”. Se vuelven a repetir las faenas de días pasados ante otra muy nutrida
concurrencia. Al final, cuando se devuelven los potrillos a sus madres, se van marcando uno por uno todos los que pertenecen al Santo. La marca antigua era una parrilla calentada a fuego
que se le ponía en una zanca (en recuerdo de la parrilla de San Lorenzo), patrón de la parroquia. A los machos (garañones) se les cortaba la punta de las orejas para distinguirlos con
facilidad.
Años más tarde, debido al trabajo que daba marcarlos a fuego, se acordó poner solamente la marca de las orejas para todos. En la actualidad se está probando otra marca, con la parrilla de
San Lorenzo, también en la zanca, pero a base de nitrógeno líquido, que les produce menos dolor.
Terminadas las tareas que la tradición impone, se vuelven a juntar todas las yeguas y caballos para que, después de tener buscada cada una su cría, volver a mandarlas al monte de
Montouto, en donde volverán a vivir su vida de libertad total, cada una en su manada.
Esta operación sólo consiste en encaminarlas por la vieja carretera que conduce al monte. Ellas solas se marchan, relinchando y a trote, hacia su zona de pastoreo, que recuerdan
perfectamente.
Hay una cosa que no diferencia la Rapa del resto de las fiestas de nuestra tierra, y eso es el gusto por el buen comer acompañado de una buena música. Encontraréis a lo largo del robledo del “Campo do Medio” varios puestos de “pulpeiros”, en donde podréis coger fuerzas a base de pulpo y churrasco regado con vino del país. No faltarán tampoco los tan tradicionales puestos de productos gallegos (miel, fruta, embutidos, pan de maíz....) y de rosquillas.
Como ya se señaló, la música desempeña un papel muy importante en la celebración de la romería.
La noche del viernes corre a cargo de grupos de música folk y de mestizaje, procurando desde la Organización que no se extienda más allá de las 2:30 de la madrugada, ya que al día
siguiente se debe ir al monte para traer los caballos.
Los primeros en comenzar a animar la fiesta del sábado son los cuartetos tradicionales, con su repertorio en el que abundan muiñeiras, jotas, pasodobles.... ya que la mañana del sábado
recorren las calles del pueblo.
También la música más tradicional se traslada por la tarde al “curro”, puesto que no se entiende este acto sin el sonido de las gaitas.
Por la noche el turno les toca a las orquestas que, con sus versiones, intentarán hacer que tanto mayores como jóvenes pasen un buen rato.
En el campo en donde se celebra la fiesta se pueden encontrar numerosas tabernas en las que podrán tomar unos buenos “cacharros”.
El domingo por la mañana estará amenizado tanto por gaitas como por una banda de música, que harán que el desayuno de algunos y la comidad e otros sea lo más animado posible.
Por la tarde serán diferentes atracciones, como música tradicional (panderetas, gaitas, acordeones, grupos de baile tradicional....) los que se ocupen de mantener viva la fiesta hasta que
las orquestas tomen en relevo.
Además de la música, también se monta durante los días en que transcurre la Rapa das Bestas una exposición fotográfica y audiovisual sobre la fiesta. Este año se va a realizar una
proyección en el “curro” de algunos documentales que se hicieron en Sabucedo en años anteriores.
El lunes se queda para meditar.
Queremos salientar que el año anterior acudieron a Sabucedo unas treinta mil personas y se acreditaron 127 medios de comunicación para seguir A Rapa das Bestas.
Esta fuerte repercusión nos anima a seguir trabajando para organizar la fiesta un año más pero también para querer mejorar los servicios y propuestas culturales que durante esos días se van a realizar. Así, un año más, montaremos la exposición de fotografía y audiovisual que se podrá visitar en una carpa en el lugar en donde antiguamente se celebraba el “curro”. Además renovaremos el Festival “Sons de Sabucedo”, y por primera vez se hará una feria de artesanía que no dejará indiferente a nadie. De este modo, creemos tener una agenda de lo más interesante y ocupada para todos aquellos visitantes que se decidan a acercarse a Sabucedo ese primer fin de semana de julio, manteniendo además una mejora continuada tanto en contenidos como en calidad.
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