Fiestas Patronales de Algemesí
Algemesí entero se viste de gala y sale a la calle para honrar a su patrona. Las paredes del Museu de la Festa se quedan pequeñas, y el propio pueblo se convierte en museo viviente, donde cada vecino y cada vecina forman parte de su historia y tradición. Una fiesta fervorosa en la que todos quieren participar activament.
Sant Sebastià de Vila
20 de enero. Fiesta de la independencia de Algemesí, que había accedido a ser Universidad el 15 de diciembre de 1574 y tenía el gobierno y la administración separadas de Alzira. El Privilegio Real llegó a Valencia dónde la Audiencia daba el placet el 14 de enero y el 20 de enero de 1575. Por lo tanto, el Consejo de la nueva Universidad tomaba posesión el mismo día de la celebración del santo.
Hoy en día es una fiesta muy institucionalizada. En la práctica, es una fiesta del Ayuntamiento, con procesión cívica, homenaje a Bernat Guinovart y Doménec Gamieta, forjadores de la consecución de los títulos de Universitat y Vila, y posteriormente, entrega de los Guardons d’Honor de la Ciutat d’Algemesí.
Feria de San Onofre en Algemesí
12 de junio. Cuenta la tradición que san Onofre se apareció el mismo día y a la misma hora al oeste, al norte y al sur de Valencia; es decir, en Museros, en Quart de Poblet y en Algemesí. Aquí, en concreto, dónde hoy está la ermita, junto al Cementerio Viejo. Tenemos noticias de Museros, datadas en la segunda mitad del siglo XV; por lo tanto, así debió de pasar en Algemesí.
En 1643 el Consell de la Vila, delante de las cartas emitidas por el papa Urbano VIII, que mandaban fijar las fiestas de guardar en cada pueblo, ciudad y villa, nombró a san Onofre patrón de Algemesí.
Alrededor de la celebración, empezaría un porrat, que aumentó a pequeña feria y, a finales del siglo XIX o principios del XX, pasó a ser la feria más importante del pueblo. Ha conocido varias ubicaciones; hoy la feria se levanta en el parque de Salvador Castell, dónde predominan las atracciones y los barracones de regalos y fantasía, de entretenimiento y distracción.
A su alrededor varias entidades y asociaciones organizan un programa completo de actividades lúdicas, deportivas, gastronómicas y recreativas, patrocinadas por el Ayuntamiento, dónde todavía se sirve al pueblo agua-limón la noche de la inauguración.
Fiesta del Cristo de l’Agonía
4 de agosto. Es el patrón más moderno de Algemesí. El Viernes Santo de 1830 se produjo una imponente tormenta. El pueblo se aclamó al Cristo para que disminuyera, y así pasó. Unos años después, el Ayuntamiento, a petición de fieles y vecindario, lo aceptó como patrón y protector.
Los festeros del barrio, que se han encargado durante ese año de la fiesta de la Mare de Déu, la organizan. Destaca la novena hecha en la ermita del Cristo.
Fiesta singular
la Semana Santa de Algemesí. Fiesta de fecha variable, que sube y baja como la Pascua. Seguramente empezaría en Algemesí al tiempo de la conquista de Jaume I con la primera parroquia. Del siglo XVI tenemos datos del Consejo Municipal que pagaba ciertos “arreglos” o al predicador de la cuaresma.
Hoy va creciendo, con altibajos, y las ocho cofradías organizan una Semana Santa solemne y digna, dónde destaca el pregón, el vía crucis desde la ermita del Cristo, seguido del sermón de las Siete Palabras, y la procesión del Santo Entierro, la Vera Cruz, y un final muy emotivo en la Plaza Mayor.
Fiestas de barrio
el concepto urbanístico de barrio todavía se mantiene, no así el social, de forma que sólo se conservan las fiestas de barrios muy caracterizadas o en que la estructura urbana singularizada produce esa fuerza aglutinante.
Como fiestas de barrio quedan las del barrio del Carmen, que lo celebra con una procesión a la Virgen del Carmen, actuaciones recreativas y un castillo de fuegos artificiales. El barrio del Pilar lo celebra el 12 de octubre con actuaciones parecidas, y el barrio del Raval lo celebra el 1 de mayo, que es la fiesta de san José Obrero, con características parecidas.
Fiestas de calle
En las épocas de estabilidad política, la cohesión social y la aglutinación ciudadana tienen su espacio en la proximidad de la calle misma. De aquí, la proliferación de estas fiestas que coinciden con la fecha de la celebración del santo de la calle o en el verano, que es cuando el tiempo invita a cenar en la calle. Son fiestas donde predominan las actividades caseras y las comidas: comidas de paella o cenas en la calle. A las calles tradicionales se han añadido las calles dónde esa cohesión social es la fuerza emergente. Por citar algunas, indicaremos las de las calles de Baldoví, 2 de Mayo, Cervantes, Lluís Vives, san Juan Bautista, san Isidro, etc.
Las Procesiones de Nuestra Señora de la Salud
Algemesí es un pueblo marcado por la celebración, cada 7 y 8 de septiembre, de una de las fiestas más arraigadas e importantes para los valencianos: la Procesión de Nuestra Señora de la Salud. La devoción a una imagen mariana, encontrada según cuenta la leyenda allá por el año 1247 en el tronco de una morera, se ha convertido en un referente sobre el que se fundamenta una procesión de danzas y músicas única. Tradición, fe y cultura desfilan por las calles: son las fiestas de Nuestra Señora de la Salud.
Las primeras noticias que se conocen sobre la celebración de la Fiesta son unas pliegos de descargo sobre el coste de la fiesta de Nuestra Señora el año 1610, celebrada por iniciativa de los vecinos de la calle de Berca donde la existía la Capilla del Hallazgo. En 1680 pasó de ser fiesta de calle para convertirse en fiesta de todo el pueblo. Es muy posible que la fiesta ya quedara instituida el 1747, con la conmemoración del quinto centenario del hallazgo y se piensa en una procesión de vuelta general.
La historia deja a su paso ritos y representaciones sobre las que se sedimentan la identidad de los pueblos. La sociedad valenciana, tan necesitada de referentes de aceptación irrefutable, ha encontrado una manifestación ancestral sobre la que escribir su futuro. Por eso las fiestas patronales de Algemesí merecen una especial atención. El resurgir experimentado en las últimas décadas y su innegable valor antropológico la convierten en una manifestación viva de la cultura valenciana.
Cada 7 y 8 de septiembre las procesiones de la Mare de Déu llenan las calles de estelas de colores que se recrean en los caprichosos movimientos de la Muixeranga, els Bastonets, la Carxofa, els Arquets, les Pastoretes, el Bolero y els Tornejants. Suenan, resuenan las melodías de la dolçaina y el tabalet. Son las danzas y las músicas de un pueblo que de generación en generación participa, de forma consciente o inconsciente, en la construcción de su fiesta, en la construcción y desarrollo de su propia identidad.
Los primeros sonidos que anuncian el inminente inicio de las fiestas, que llegan el 6 de septiembre, es la "Nit del Retorn". Las campanas de la basílica de Sant Jaume tocan sin parar durante toda la noche. Es un rito único en el que se rememora el milagroso retorno de la imagen de Nuestra Señora de la Salud desde la villa de Alzira hasta un incipiente poblado de principios del siglo XIII. Algemesí convierte la imagen mariana en el eje vertebrador de su independencia.
Cuando llega el 7 de septiembre a nuestra ciudad ya es tiempo de fiesta mayor. Cuando cae la tarde, las campanas de la basílica de Sant Jaume inician un ritmo potente que resuena en toda la ciudad, es el "Repic de la Xerevia", un volteo originario de la Catedral de Valencia que marca el inmediato inicio de la fiesta.
Cesa el repique y el silencio que desciende de lo alto del campanario anuncia que las puertas de la Basílica se van a abrir. Suenan las primeras notas de dolçaina y los bailes inician la primera de las procesiones, la de las Promesas, en honor a la gran cantidad de vecinos que participan. La Muixeranga alza sus torres, resuenan los golpes de los Bastonets, vuelan los pulcros trajes de la Carxofa, los Arquets y les Pastoretes, suena el Bolero de les Llauradores, mientras los majestuosos Tornejants redoblan sus pasos de guerreros. Todo tiene su ritual y un espectáculo, que podría parecer barroco y desordenado, se convierte en una desfile perfecto donde todos los actores saben perfectamente el día, la hora y el lugar que requiere su participación.
La procesión, que se inicia con los misterios y martirios, tiene un orden escrupuloso con las torres de la Muixeranga en segundo lugar, els Bastonets, la Carxofa, els Arquets, les Pastoretes, el Bolero o les Llauradores. La segunda parte de la procesión es la religiosa. Encabezada por la Cruz Mayor le sigue els Tornejants, el estandarte de la Mare de Déu, el público y los festeros. La presidencia corre a cargo del clero, del depositario, del secretario y de los festeros del barrio organizador; de los miembros de la corporación municipal, de la banda de música y las promesas.
Dentro la necesaria trilogía de procesiones de esta fiesta, en la segunda tiene un protagonismo especial el color. La mañana del 8 de septiembre, día de la patrona, se celebra una nueva muestra de devoción popular. La conocida como "Processoneta del Matí" ofrece una serie de matices y detalles únicos que la luz del día regala al visitante que contempla este tradicional espectáculo. Esta es la más breve, pero sin duda la más intensa y visitada de las procesiones. En los pocos metros que separa la Capella de la Troballa de la basílica de Sant Jaume, todos los bailes se concentran a lo largo de la calle de Berca y la plaza del Carbó. Uno de los momentos culminantes de la fiesta es la entrada de la imagen de la Mare de Déu de la Salut en la basílica de Sant Jaume. Dentro de un espacio reducido de la Plaça Major todos los bailes danzan al mismo tiempo. Durante unos minutos se produce un espectáculo indescriptible: las imágenes hablan por sí mismas. Es uno de los cuadros plásticos más barrocos de la fiesta.
Con la fachada de la Basílica como telón de fondo, todos los bailes danzan al mismo tiempo, mientras los portadores de la imagen realizan un alegórico triple intento de entrada que culmina en un apoteósico final de aplausos multitudinario.
La tercera y última procesión de los fiestas de Nuestra Señora, que es la más larga con más de 7 horas de duración, se inició el mismo 8 de septiembre a las 20 horas desde la Basílica menor de San Jaime y finaliza siempre, todo y que no hay cabeza horaria establecida, pasadas las dos de la madrugada. Conocida popularmente como la procesión de vuelta general, los tradicionales bailes de Algemesí y la imagen de la patrona transcurren de nuevo por el núcleo antiguo de ciudad, repitiendo el itinerario original de 1724, cuando aparecen las primeras noticias sobre la solemnización de las fiestas.
El destino final de este trayecto es la plaza Mayor, punto de salida y retorno, donde el público espera la llegada de la imagen. El largo itinerario de esta última procesión hace inevitable que la última de las entradas de la imagen al templo se produzca a altas horas de la madrugada. Con el último acceso de la virgen a la basílica llega la apoteosis final de toda una fiesta.
La costumbre es ese hábito que adquiere la fuerza de un proyecto. Año tras año, Algemesí sedimenta un poco más la historia de un pueblo que transmite su identidad de generación en generación. El nombre propio de este proceso latente son las fiestas de Nuestra Señora de la Salud. Cada 7 y 8 de septiembre, la veneración de un pueblo a su virgen se manifiesta en todo un compendio vivo de antropología cultural. Un homenaje a las sensaciones, a la fe y a la cultura ha desfilado de nuevo por las calles de nuestra ciudad.
Pero no todo acaba aquí. La fiesta ha traspasado las endebles fronteras locales para convertirse en un espectáculo admirado, seguido y querido por todos los valencianos. Lo que se ha logrado recuperar y potenciar nunca puede volver a perderse. Ese al menos es uno de los objetivos del Museo de la Fiesta, ubicado en una de las salas del recuperar Convento de San Vicente.
La fuerza y la progresión de la fiesta de Algemesí tampoco ha pasado desapercibida para la Conselleria de Cultura de la Generalitat Valenciana que concederá a la Procesión de Nuestra Señora de la Salud el título de Bien de Interés Cultural, según el informe favorable efectuado por el Consejo Valenciano de Cultura. Tanto el Museo de la Fiesta como esta declaración son dos caras de la misma moneda. Es la constatación de la que los valencianos miran cabeza Algemesí y que la procesión tiene más fuerza que nunca.
Los bailes
La Muixeranga
Uno de los más conocidos y seguramente el más representativo de Algemesí es la Muixeranga. Se trata de un conjunto de cuadros plásticos con una música característica. Sin duda uno de los símbolos inequívocos de la fiesta y de nuestra ciudad. La construcción de torres humanas es una de las tradiciones mediterráneas que Algemesí ha conservado viva. Las primeras constataciones documentales sitúan esta manifestación cultural a principios de 1723 en nuestra ciudad. Además de un baile preliminar de cuatro tiempo en el que los componentes se ponen en dos filas, la Muixeranga consiste al alzar torres humanas entre las que figuran la renombrada Alta, el Pinet y otras modalidades más inusuales. También los muixeranguers hacen figuras plásticas como la María, el Guión, el Altar, la Araña o el Entierro entre otras.
En los últimos años ha aparecido en la procesión una nueva muixeranga que aporta un nuevo color del traje y la participación de las mujeres en este baile.
Els Bastonets
Els Bastonets es un baile guerrero que aparece en muchos pueblos valencianos como Morella, Peñíscola o Alcúdia. Su presencia en Algemesí está fechada desde 1839 y conecta a la fiesta con las tradiciones más ancestrales de la cultura valenciana. Al sonido del tabal y la dolçaina los ocho componentes del baile escenifican una lucha con los bastoncillos y las planchas.
La Carxofa
La Carxofa tiene su posible origen en la procesión del Corpus de Valencia aunque se ha extendido por numerosas poblaciones valencianas. Esta danza es considerada tradicionalmente como la de los tejedores, profesión muy presente en Algemesí durante el siglo XVII. El nombre le viene dado por que un niño lleva un palo que culmina en una especie de alcachofa que se abre al final de la procesión, saliendo de ella una paloma blanca. Una variante de este baile, son els Arquets, que se separaron en 1988.
Les Pastoretes
Los niños y niñas son los protagonistas del baile de les Pastoretes. Documentado desde 1834 como danza de niñas y niños, es una danza de iniciación muy presente en muchos pueblos aunque ya cuenta con un bagaje histórico relevante.
Les Llauradores
Les Llauradores o Bolero es el baile más moderno de la procesión, ya que aparece por primera vez en 1906. Es la única danza que no va acompañada por la música de la dolçaina y el tabalet sino por la sección de instrumentos de viento de la banda de música.
Els Tornejants
Els Tornejants son, junto a la Muixeranga, la danza más emblemática de la Mare de Déu de la Salut. Este singular baile de orígenes guerreros repleto de contenidos místicos pone en evidencia las destrezas y habilidades de un grupo de caballeros vestidos con pulcros trajes que juegan con la gravedad con las toscas percusiones de un tambor como a único acompañamiento. Se trata del único baile dentro de la procesión, detrás de la Cruz Mayor y delante del guión de la Mare de Déu de la Salut.
La semana taurina de Algemesí
Una fiesta singular
La fiesta nace del pueblo, de los algemesinenses, que dividen la plaza en 29 cadafales que se adjudican a las peñas mediante una subasta. El resultado de la puja es el presupuesto que tiene la Comisión Taurina para confeccionar los carteles de la semana, tanto de los espectáculos taurinos como de las actuaciones nocturnas. En definitiva, todo aquello que forma parte de la feria cada año.
Algemesí apuesta por los novilleros y el rejoneo, pero no descuida seleccionar cada año las mejores ganaderías y regalarse una corrida de toros con matadores que se encuentran en los primeros puestos del escalafón. Para los jóvenes valores del toreo esta ciudad valenciana es parada obligatoria, porque Algemesí dicta sentencia y toma el pulso al toreo del futuro. Triunfar en esta plaza es ganar enteros en la carrera hacía la alternativa. La tradición taurina de Algemesí es una gran reserva forjada a lo largo de siglos de toros en esta ciudad valenciana.
Una plaza única
La Plaza de Toros de Algemesí es el teatro de los sueños de los novilleros. Una construcción sorprendente por su forma rectangular, perfecta en su ejecución. Cada 9 de septiembre, puntuales a la cita con la historia, los componentes de las peñas inician su bastimento tal y como han aprendido de sus antepasados, con madera, cuerdas y clavos como materias primas. El sistema de construcción se estableció en 1943 y su milimétrica conjunción únicamente ha tenido que adaptarse a las más exigentes normativas de seguridad con el paso de los años. Pasados los días de trabajo del montaje todo estará a punto para acoger la feria de las novilladas los últimos diez días de septiembre.
Tradición taurina
La feria de Algemesí está formada, habitualmente, por ocho novilladas que incluyen cada tarde a dos jóvenes novilleros y un rejoneador, mientras que se reserva una tarde a una corrida de toros con matadores de primer nivel. El arte se traduce en leyenda y las leyendas necesitan nombres: Enrique Ponce, Rafi Camino, El Litri, Julio Aparicio, Jesulín de Ubrique, Finito de Córdoba, César Jiménez, Cristina Sánchez, Vicente Barrera, Esplá, César Jiménez; Jose Pacheco, El Califa; El Soro, Francisco Rivera Ordóñez, Cayetano; Manuel Díaz El Cordobés; Buendía, Vidrié, Andy Cartagena, Pablo Hermoso de Mendoza, Álvaro Montes, Sergio Galán…
Más que toros
La Semana Taurina se vive de forma intensa. La primera cita de la mañana es el encierro de las reses que se lidiarán ese día. El protagonismo pasa a la zona del parque de Salvador Castell en las casetas de las peñas donde la gastronomía manda. Tras la novillada, y una vez el sobrero ha vuelto a los corros, llega el turno de las cenas y luego los espectáculos nocturnos. Después, en las casetas del parque seguirá la fiesta para aquellos que aún lo deseen.
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