Fiestas en Daroca: programa y cartel de las Fiestas del Corpus en Daroca, Festival Internacional de Música Antigua, tradiciones y leyendas de Daroca
Festival Internacional de Música Antigua de Daroca 2014
Del 4 al 11 de Agosto de 2014
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FIESTAS EN DAROCA
Desde que en el siglo XIII se convirtiera en uno de los centros de mercado más importantes del Aragón medieval, Daroca ha mantenido una gran tradición cultural y comercial.
Su principal escaparate hoy en día son los Festivales y Cursos Internacionales de Música Antigua. Desde hace más de treinta años la ciudad acoge a los principales instrumentistas y estudiosos de la música renacentista y barroca en una actividad que conjuga cultura y turismo y que ha servido de modelo para un gran número de festivales y actividades de puesta en valor del patrimonio turístico en la comunidad.
El Festival de Música Antigua, la Escuela de Música Pablo Bruna y su Banda Municipal, la Coral Ángel Mingote, las Jornadas de Canto Coral en diciembre y los Cursos de Verano de Canto, convierten a Daroca en una capital musical de gran importancia, tanto por el número de alumnos, músicos y cantantes, como por su importancia nacional e internacional.
Antiguamente cada barrio de Daroca celebraba sus propias fiestas, aunque todos ellos coincidían en la celebración de las fiestas mayores de la ciudad, que siguen siendo las del Corpus Christi.
Las Fiestas del Corpus se celebran coincidiendo con esta festividad, entre los últimos días de mayo y las primeras semanas de junio, según los años. El día más
importante es el jueves del Corpus y el acto central es la procesión que desde la iglesia Colegial de Santa María se dirige hasta la Torreta, en las afueras de la Puerta Alta, donde cada año se
celebra un sermón ininterrumpidamente desde al menos 1414.
El 7 de marzo, Festividad de Santo Tomás, es también fiesta local. El acto central lo constituye un homenaje a la Tercera Edad de Daroca y la comarca que viene celebrándose desde hace varios años y en el que participan cerca de mil personas.
La Semana Santa resulta especialmente solemne. Conjuga el ruido de bombos y tambores en las procesiones con el brillo de el enorme y riquísimo patrimonio artístico religioso de la ciudad. Los domingos de Ramos y de Pascua se celebran de forma especial. En el primero permanece la tradición de bendecir palmas y ramas de olivo. El día de Pascua (domingo de Resurrección) se celebra con una comida campestre en el pinar de Daroca, para la cual se preparan los tradicionales "panetes".
A finales de julio se celebra la Feria Medieval, fin de semana festivo en el convenientemente ataviados, participan buena parte de los vecinos para recuperar el esplendor de la Daroca antigua. El mercado medieval y la animación en la calle constituye uno de los fines de semana con más afluencia de visitantes a la Ciudad de Daroca.
Como en tantas otras localidades aragonesas, algunos santos son festejados especialmente en la ciudad:
San Vicente el día 22 de enero, el día de San Valero (29 de enero) y el de San Blas (3 febrero),así como el día deSanta Águeda (5 de febrero) o el sábado más próximo, las mujeres celebran a su patrona; en estas celebraciones se queman hogueras en las plazas de Daroca y se reparten dulces típicos a los asistentes.
Las gentes del campo también tienen su fiesta el día de San Isidro (15 de Mayo) y San Cristobal, patrón de los conductores también tienen su propia fiesta popular durante todo un fin de semana, convirtiéndose esta celebración en la antesala de las actividades de verano.
LEYENDAS DE DAROCA
Al poco de la conquista de la ciudad de Daroca por Alfonso I, el moro Omán ben Ahmed, hijo de Ahmed ben Ibraim, muerto en 1120 en la batalla de Cutanda, en unión con moros de Cuenca preparan un ataque sorpresa para reconquistar Daroca, ahora en poder de los cristianos. Una noche los musulmanes se apostan en sigilo para el asalto de la ciudad, mientras los guardias dormían. Cuando estaban a punto de caer sobre la descuidada Daroca, unas ocas comenzaron a graznar, despertando a los centinelas; los darocenses pudieron rechazar el ataque y conservar la ciudad. Desde entonces, las seis ocas figuran en el escudo de Daroca en recuerdo de aquel suceso.
La ermita de Nazaret era un templo dedicado a la diosa Diana. Allí había una joven virgen llamada Corina que servía en el templo. Una noche se presenta a ella un anciano llamado Torcuata (San Torcuata fue obispo de Guadix y había nacido en Bílbilis), el cual la convirtió al cristianismo. Corina tiene una noche una visión en la que se le aparece la Virgen María, la cual le pide haga una ermita en la gruta que servía antes de templo pagano. Así lo hizo y desde entonces existe la ermita de Nazaret bajo las peñas del castillo y en la gruta.
Este personaje vivió en la casa de la calle de la Grajera que tiene una hermosa ventana gótico-mudéjar. Era un anticlerical que vivió en Barbastro y allí dio muerte a muchos frailes en 1835. Con la Desamortización, Luis García, que así se llamaba este personaje, se hizo dueño de casi todas las propiedades de los conventos de Daroca, trasladándose a vivir a esta ciudad. En Daroca se dedicó a quemar retablos y cuadros religiosos de los conventos de la ciudad. Dada su ferocidad le llamaron el diablo Royo. Hombre derrochador, malvendió todas sus propiedades y marchó de Daroca, no volviendo a vérsele por aquí hasta pasados algunos años regresó a Daroca, pobre y ciego, yendo de puerta en puerta pidiendo limosna. Desapareció y nunca más se supo de él.
Tras la conquista de Daroca por los almorávides, en 1110, se enseñorea de la ciudad el moro Aben Gama, el cual construye un palacio en el castillo Mayor de Daroca destinada a Melihah, hermosa joven que ha mandado traer de Oriente. La joven queda recluida en el palacio, pero no es feliz. Un caballero cristiano, llamado Jaime, es apresado por los musulmanes y encerrado en las mazmorras del castillo. Melihah lo ve llegar y se enamora de él. Ambos jóvenes se ven a través de las rejas de la prisión. Un día, Daroca es cercada por las tropas de los cristianos, y ante la confusión de los sitiados, Melihah toma las llaves de la prisión y libera a su amado cristiano, el cual huye, y va al encuentro de los suyos. Enterado Aben Gama ordena matar a Melihah, que es ejecutada en el subterráneo que todavía existe en el castillo Mayor, conocido como de la Morica Encantada. Los cristianos ocupan Daroca gracias a los informes de Jaime, el caballero cristiano. Enterado éste de la muerte de su amada, cayó en un estado de profunda melancolía. Todos los días subía al castillo pasando largas horas sentado a la entrada del subterráneo. Y se dice que desde el día que murió el caballero, todas las noches sale la mora encantada vestida de blanco del túnel donde fue asesinada, y vaga por las murallas de Daroca en busca de su amante.
San Valero y su diácono San Vicente iban de Zaragoza a Valencia cuando se detuvieron en Daroca. Allí, San Vicente, para aliviar la sed de San Valero que había caído desfallecido a causa del calor, tocó por tres veces el suelo con el cayado, brotando de inmediato un chorro de agua fresca. Ante tal prodigio, varias personas se convirtieron al cristianismo y en aquel lugar se construyó un pozo, llamado desde entonces de San Vicente, en la calle de la Grajera, el cual nunca se ha secado.
En 1575, quince años después de construida la Mina, el día 14 de junio, un inmenso aluvión de agua cayó sobre Daroca y sus contornos. Ante la magnitud de la tormenta, la Mina era incapaz de dar salida a tanta agua, por lo que la ciudad comenzó a verse amenazada por la inundación. La Puerta Baja se había cerrado con la fuerza de las aguas y la corriente había depositado tras ella todo tipo de materiales, formando un auténtico dique de contención, convirtiendo la zona en auténtico lago que amenazaba con inundar la ciudad entera. Pero en los momentos más críticos, una enorme rueda de molino, un ruejo, que estaba ubicado en la Puerta Alta en la casa de José Garcés, movido por la fuerza de la corriente, bajó por toda la calle Mayor con enorme velocidad, descargando tal golpe contra la Puerta Baja que la abrió de par en par, dando así salida a las aguas y salvando a Daroca de la destrucción. El Ruejo se colocó en la calle Mayor, a la altura del número 82, donde se dedicó una capillita a San Buenaventura, por celebrarse ese día su fiesta. Hace unos pocos años se trasladó el Ruejo al Paseo de la Constitución, frente a la Puerta Baja.
Durante la conquista de Valencia las tropas de Daroca destacaron de forma sobresaliente por su valor. Uno de los episodios más resonantes fue el asalto a la ciudad, en el cual los darocenses clavaron la bandera con las barras de Aragón en la puerta de Serranos de Valencia, perdiendo en el asalto a su capitán. Como agradecimiento por el valor demostrado, el rey Jaime I entregó a los darocenses dos banderas con las barras de Aragón. Jirones de estas banderas todavía se conservan en el ayuntamiento de Daroca, cosidos a banderas modernas. Dichas banderas preceden al ayuntamiento pleno en los actos solemnes que realiza.
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