FIESTAS EN CASAVIEJA
A lo largo de la historia, cada pueblo, va creando su propia entidad y se va diferenciando claramente de los que le rodean, aunque también se produzcan similitudes, pues eso es inevitable, pero que van a reflejar su propia alma. Se va a comenzar con las costumbres y tradiciones que perduran desde antaño, que van a pasar de generación en generación, de padres a hijos y que individualizan a cada pueblo. Algunas se han perdido, pero todas forman parte de la identidad personal de cada sitio. Se va a seguir el orden del Calendario, pues la mayoría de las tradiciones se hacía en una fecha determinada siguiendo los parámetros del Santoral o de las labores del campo.
Los quintos comenzaban su andadura echando las Rondas, este tema es tratado más extensamente, en el capítulo posterior dedicado a folklore. Se comenzaba alrededor de la media noche en la puerta de la iglesia, la primera ronda se dedicaba a la Virgen y durante toda la noche se rondaba bajo los balcones y en las puertas de las mujeres amadas.
Hay varios refranes que se refieren a los días, que por esa fecha se van alargando: Por los Reyes lo conocen los bueyes, Y por S. Sebastián, el gañán. Y refiriéndose a las fiestas: S. Sebastián el primero, Detente varón que es primero S. Antón, No tengamos tantas leyes que son primero los Reyes.
Los empleados y concejales del Ayuntamiento se reúnen, también ese día, para comer otra vez todos juntos, pero esta vez pagan a escote, es decir, cada uno lo suyo. Un refrán muy conocido de este día es: Por S. Blas La cigüeña verás Y si no la vieres Año de nieves.
Los días de los Carnavales eran; el domingo, lunes y martes. Esos días, LOS QUINTOS, comían todos juntos, por eso, previamente iban a las casas de vecinos y familiares a pedir algo con lo que pudieran hacer la comida, unos les daban dinero, otros una morcilla, otros un chorizo, otros unos huevos..., es decir, cada uno lo que podía. Con “las perrillas” que sacaban compraban un cordero al que mataban y comían junto con lo que recogían. Una cocinera iba a preparar las comidas a la casa ofrecida por algún quinto Los quintos se vestían de soldados, anticipándose a lo que se les avecinaba, e iban haciendo un desfile militar por las calles de todo el pueblo. A la cabeza iba el abanderado, haciendo juegos malabares con la bandera y el resto detrás, ordenados en filas, portaban unas grandes alabardas de metal con una argolla en la punta, a las que se anudaban numerosas cintas de seda, adornadas con florecillas y cenefas de la misma cinta. La gente se ocupaba de elegir y, como no, criticar, las cintas más bonitas, así pues, los muchachos rivalizaban por hacerse con las mejores cintas del pueblo recorriéndose numerosas casas para que se las prestaran. El martes, era el día en que “montaban a caballo” a las mozas. Esto ahora es recreado, por eso se lucen las ropas típicas y se visten a la "vieja usanza”. Por las tardes-noches, se amenizaba la fiesta con baile, hecho numerosos años, y hasta relativamente hace poco, en el Salón de “la Eusebia”. Más adelante, los carnavales, serán tratados más extensamente, ampliando la fiesta al momento actual.
Comienza el Domingo de Ramos y cada vecino lleva un ramo de olivo para que sea bendito por el sacerdote. Estos ramos se solían poner en las ventanas o balcones de las casas y al parecer protegía de los malos espíritus, brujas y mal de ojo. El Jueves Santo, los más pobres del municipio iban casa por casa a pedir a los más pudientes. Cada uno aportaba lo que pudiera; patatas, aceite, pan... esto se solía hacer hasta la hora de misa, que era por la mañana y por la tarde la procesión. En esta misa, doce cofrades de la Vera Cruz asumían el papel de los doce apóstoles y el señor cura hacía de Jesús, así se recreaba el momento en que Cristo lavó los pies a sus discípulos en la última cena. El Viernes por la mañana, se hacían los Oficios Sagrados, y por la tarde la procesión. Por la noche se hacía la procesión del Silencio a la que se asistía con una vela. El Sábado los quintos madrugaban e iban a lo más alto de la sierra a buscar clavellinas, las primeras flores que nacían en primavera en las cumbres altas de Gredos, y tejo. Por la tarde bajaban a la iglesia y hacían un arco con las ramas del tejo y lo adornaban con las flores y con cáscaras de huevos pintadas. Lo ponían en el murete de la entrada de la iglesia y bajo él, debían de pasar la Virgen, con el manto blanco por la resurrección de su hijo y Cristo resucitado. La misa se hacía a las 5 de la mañana y después la procesión, esta procesión pasaba bajo numerosos arcos que cada grupo de vecinos hacía en su barrio, a las 7 de la mañana se abría el baile, tras la prohibición de la cuaresma. Durante esos tres días, las Cofradías organizaban a sus cofrades para que a cada uno le tocase un turno y así velar, tanto de día como de noche, al Santísimo, es decir, al Sagrario, que lo quitaban del Altar Mayor y lo ponían en la capilla de la Virgen de la Salud, y en la actualidad en la de los Dolores. El Domingo de Pascua se iba a misa Mayor y a la salida se tiraba el arco. Los niños corrían alborozados a ver si podían coger un ramito de clavellinas y una ramita de tejo que habían traído los quintos de la sierra. La Semana Santa ha perdurado sin apenas variantes y en Casavieja se vive con total intensidad.
Otras costumbres no ligadas a un día fijo y que se hacían cuando la ocasión lo requería eran:
Alrededor de un mes antes pasaban dos cosas; la novia recibía una dote por parte del novio, cuando éste iba con sus padres a “comprar a la novia” o a pedirle formalmente la mano. Después se iba a la gran ciudad (Madrid, Talavera...) a por “las vistas”, es decir, el novio compraba los muebles y la novia la ropa de la casa, el menaje y el colchón. Primeramente se hacía el “publicorio”. El cura ponía los nombres de los futuros esposos y la fecha de la boda para sí, había algún impedimento por el que no se pudieran casar y alguien lo conocía, su obligación moral era decirlo en ese momento. Esto se hacía tres domingos antes de la boda. Esa noche se iba casa por casa diciendo que se casaban y que pasaran por casa a darles la enhorabuena. Cuando llegaban las visitas, se les invitaba a un vaso de limonada y a un bollo o rosquilla que las madres habían hecho. Otra cosa que se hacía en este tiempo era exponer la ropa blanca y el ajuar de la novia en una sala de la casa de los padres de ésta. Por allí pasaban casi todas las mujeres del pueblo, algunas para ver y otras más maliciosas, para criticar. Dos días antes de la boda, los hombres iban a por la leña, se solía cortar una encina o un rebollo y se traía con los carros o yuntas. Ese día ya comían todos juntos. Ya con la leña en casa se amasaba y cocía el pan. También se hacían los bollos y pastas para el convite y comían todos en la casa de los novios otra vez. La víspera por la noche, se avisaba a las amistades y familiares, casa por casa, para que fueran a misa con los novios. Después, para terminar, cenaban con los asistentes a la boda. El día de la boda, primeramente, el padrino iba a buscar al novio a su casa, que estaba esperándole con todos los invitados de su parte y todos juntos iban a por la novia. Para bajar a la iglesia, se iba andando y abría la comitiva la novia del brazo del padrino, detrás el novio del brazo de la madrina y a continuación los acompañantes y los “guitarreros” o música que animaba el ambiente. Tras la misa, se iba a tomar el chocolate con bollos y pastas. Después se comía y se daba la vuelta al pueblo con la ropa del ajuar de la novia. En la cena se bailaban las seguidillas y quien bailaba con la novia le daba el regalo o dinero, de ahí la expresión tan oída en este pueblo “voy a dar el baile a los novios”, refiriéndose a que les van a dar el regalo. Esa noche los recién casados iban a su nueva casa a dormir, si es que los dejaban, pues los amigos les hacían toda clase de barrabasadas y bromas, como esconderles los muebles y lo más importante, la cama. Al día siguiente la madrina debía dar el desayuno, con chocolate pastas y bollos y las mujeres lo dedicaban al “fregoteo”.
Esto, en verano, se llamaba SALIR AL FRESCO. Esto todavía puede verse, pues las calurosas noches veraniegas invitan a salir a la calle y distraerse un rato con los vecinos. En las tardes de primavera y otoño, las mujeres SALÍAN AL SOL. Casi todas sacaban su labor de costura, punto o ganchillo y así comentaban los “temas de actualidad” mientras cosían |
Las fiestas mayores que han perdurado y que son las más importantes del pueblo son: los Carnavales y S. Bartolomé.
En un principio las grandes fiestas eran S. Bartolomé, como la principal, y la feria de Mayo, pero el tema del ganado ha cambiado tanto que, en la actualidad, las ferias casi resultan innecesarias, a no ser, las de las grandes ciudades.
- LOS CARNAVALES:
Las ferias han sido sustituidas por los Carnavales, siendo su día grande, el Martes Gordo.
A continuación se va a narrar como comienzan los Carnavales en la historia de la humanidad y como se les acoge como fiesta religiosa.
El “Mardi Gras” o Martes Gordo había sido, en otros tiempos, una festividad pagana en honor de la fertilidad y de los ritos de primavera, llamado “Lupercalia” en aquellos tiempos, por las cuevas en que se llevaban a cabo los festejos relativos a la adoración del Dios Pan, deidad de la tierra de los amantes o Arcadia, se había convertido en una excusa para la conducta licenciosa durante el tiempo de los romanos. Los primeros padres cristianos trataron de suprimirlo, pero al fracasar rotundamente lo incorporaron a los ritos de la Resurrección. Por lo tanto, se declaró que el Martes de carnaval sería el último día de festines antes del Miércoles de Ceniza, que anunciaba los cuarenta días de ayuno precedentes a la Pascua. Los sacerdotes llamaron a esa festividad “carnelevare”, que se podría traducir, libremente, como adiós a la carne. Fueron los franceses quienes le dieron el nombre de Mardi Gras, por la costumbre de desfilar por las calles con un toro enorme, como símbolo del día. También fueron los franceses, en el reinado de Luis XV, quienes popularizaron la costumbre de realizar opulentos festejos antes de la última celebración, así como la tradición del baile de máscaras.
Ya sabemos que nuestros Carnavales no pueden equipararse a los de Río, Tenerife o Venecia, pero se puede decir de ellos que, han mejorado de tal modo que son considerados como unos de los mejores de todo el Valle e incluso de la provincia.
Hay numerosos grupos y comparsas que trabajan durante todo el año, primero tienen que elegir el traje para el año siguiente, después escoger las telas y por último cortar y coser. Esta es una tarea de titanes, considerando el alto número de participantes en cada grupo y eso multiplicado por tres, que es el número de días que se disfrazan. Las carrozas son lo más vistoso y llamativo del carnaval y es justo recordar, que la carroza ganadora luego debe representar a Casavieja en el concurso provincial de Cebreros, y que gana el primer premio la mayoría de los años.
Es una fiesta, en la que los verdaderos protagonistas, aparte de los disfraces, son los quintos, pues son los encargados de su organización.
Los Carnavales empiezan bastante antes de esa semana, pues en Enero, el Ayuntamiento da unos pinos a los quintos para que el dinero de su venta les ayude a montar el baile de Carnaval. Así, ese día, suben los mozos con padres y amigos a cortar y vender los árboles.
Para hacer la fiesta necesitan un local acondicionado, con un gran salón para el baile y una cocina con un comedor para las comidas. Hasta hace poco se ha hecho en el “Hostal Santo Angel”, la alternativa que se ha encontrado es la antigua Almazara.
Las tardes de la semana anterior las dedican a montar el “tablao” para los músicos y a hacer el arco con flores de mimosa para adornarlo.
La noche del jueves, es la noche de las pintadas. Los quintos anuncian su baile con pintura en el suelo y pancartas ajustadas a los cables de la luz.
El viernes, compran un novillo a alguno de los ganaderos del pueblo. Le pasean por todo el pueblo, antes se le daba vino y le emborrachaban, ahora esta costumbre está prohibida por la ley de protección del animal y por la enfermedad de las vacas local. Matan al novillo y así, tienen carne para comer y cenar mientras dura la fiesta.
El sábado en la noche comienza el baile, y se elige a la Miss y al Mister de los quintos.
El domingo salen en la cabalgata con la carroza que han improvisado.
El lunes recrean una boda, lo tienen todo; novios, cura, padrinos y acompañamiento. Esa noche invitan a los padres a cenar con ellos.
El martes es su gran día. Desde bien temprano se ven los caballos que traen del picadero atados a las puertas de los quintos que por la tarde van a montar. Las madres sacan sus mejores colchas, ropas y cintas y engalanan lujosamente el caballo del hijo. El mozo debe montar a una joven señorita, ya sea la novia, la hermana o a alguna de las quintas, ambos tienen que ir vestidos con el traje típico explicado más adelante. Sólo comentar, el bello cuadro que se produce en la vista al contemplar la cabalgata de los rocines con los muchachos y muchachas a la grupa. Parece que el tiempo se ha detenido por un momento y que contemplamos a nuestros antepasados realizando lo mismo, así, de una manera u otra les resucitamos y sacamos del olvido.
El Miércoles de Ceniza se hace el entierro de la sardina. El triste lamento de los asistentes recorren las calles del pueblo. Después todos son invitados a comer sardinas asadas en las grandes fogatas que se encienden en la plaza o detrás de la Parada.
- SAN BARTOLOMÉ:
Es el 24 de Agosto aunque las fiestas duren 10 días. Todas las Asociaciones culturales, la Asociación de Mujeres, el Grupo Folklórico, el Apa, la Peña Taurina, la Cruz Roja y los Quintos, trabajan conjuntamente con el Ayuntamiento para la organización del festejo.
El día 21 se comienza con la actuación de los grupos folklóricos. El 22 empienza el baile de la plaza, que se hará todos los días hasta su fin, el 28 de agosto. Ese día se eligen la Reina y a sus Damas de Honor, al Mister y a la Miss Turismo. El 23, es el día dedicado a los niños. Se trae un grupo con payasos y atracciones para que diviertan a los más pequeños. Por la tarde, el toque de vísperas y el pregón de las fiestas. El día 24, el día grande, se hace una misa en honor a nuestro patrón y se saca su imagen en procesión. Es tradición llevar albahaca y ponerla a los pies del santo para que la bendigan. Este día comienzan las novilladas picadas que duran cinco días. Hay que decir que Casavieja posee una importante fiesta taurina, teniendo las mejores novilladas del contorno y es considerada como una de las ferias más punteras, así los novilleros que quieran llegar a ser algo dentro del mundo del toro, es, casi obligación, que pasen por aquí.
Antes no había plaza portátil y los grupos de amigos montaban los “tablaos” con maderos y carros. Así se cerraba la plaza de S. Bartolomé para las corridas de toros. Los espectadores se subían al improvisado tendido y a los balcones de las casas circundantes para ver el espectáculo. Los mozos solían traer una vaquilla para torearla y divertirse, pero hace unos años que eso no se practica.
La orquesta que es contratada para tocar durante los toros, por las mañanas debe recorrer el pueblo tocando el toque de diana.
En estas fechas hay numerosos concursos; barrios engalanados, balcones adornados, pintura, fotografía, poesía, tiro de soga, carreras de sacos, yincanas y juegos de niños.
Todos estos factores hacen que nuestras fiestas sean de las más completas y mejores del Valle, y que los Casavejanos y visitantes las vivan intensamente.